Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC SEVILLA 08-11-1929 página 3
ABC SEVILLA 08-11-1929 página 3
Ir a detalle de periódico

ABC SEVILLA 08-11-1929 página 3

  • EdiciónABC, SEVILLA
  • Página3
Más información

Descripción

MADRID- SEVILLA 8 NOVIEMBRE DE 1929. SUELTO NUMERO 10 C T S CERCANA A TETUAN, SEVILLA DIARIO ILUSTRADO. AÑO VIGÉíí OLIVE, S I M O Q U 1 N T O N. 8.383 ü R E D A C C I Ó N P R A D O D E S A N S E B A S T I A N S U S C R I P C I O N E S Y A N U N C I O S MUÑOZ A pesar de las aflicciones nacionales, tuvimos, para expansionarnos una cantidad increíble de teatros abiertos. E l Real estuvo con sus puertas de par én. par desde noviembre hasta la primavera. ¡Quién -pensara entonces en temporadas de un mesecillo, según uso de casi todas las compañías acCuando llega el período del año en que se tuales! A h o r a hay muchísimos más especdelatan tristezas precursoras del frío, se ad- táculos, menudean sus exhibiciones, lluevierten síntomas depresivos para la Natura- ven los artistas, aptos lo mismo para escrileza; se acortan los días, se nubla frecuen- bir que para representar obras, y se derrotemente el cielo y los árboles amarillean chan los calificativos. Todos son gloriosos, como anunciando que sus hojas van a des- y 110 hay ninguno capaz de conformarse pedirse de la vida. Er; aquellos meses oto- con que le llamen sólo aplaudido. Eso para ñales de 1898 crecieron las pesadumbres los pelafustanes e insignificantes; pero toordinarias con otras mayores de carácter dos duran un parpadeo. Nada de actuaciones moral, producidas al contemplar escenas largas. propias de nuestro desastre, uno de los ma- Pues en el Real, durante el año 9 8 al 99 yores sufridos por s gloriosa, excelsa y al logróse una temporada feliz, casi enteramismo tiempo mansa nación española. E m- mente consagrada a cantantes españoles. pezaron a llegar a nuestras costas los restos Apareció por primera vez Conchita Dahade una juventud briosa, fuerte, alegre, que lander, contralto que años después. de triunnos devolvieron macilenta, empobrecida y far, según refiero, en las tablas, retiróse en mermada. E l suceso de la repatriación no plena posesión de suá brillantes facultades produjo sacudidas hondas, estremecimientos para constituir un venturoso hogar. Los colectivos, ni siquiera alborotos. Nos con- condes de Gimeno viven a la sazón disfrutentamos con desahogos literarios, dándole tando de alta jerarquía, ennoblecidos por el a la prosa, misión que las sociedades recias talento, y seguramente recordará la condecumplen con otras más decididas resolu- sa cuántos triunfos escénicas hubo de lociones. grar desde aquella representación de LohenE n Santander, Coruña, Cádiz y otros grin, acompañada por Matilde de Lerma, la puertos atracaron muchos barcos conducien- famosa Elsa y el gran Viñas, de fijo anido soldados, no realmente vencidos, sino mado, cuando suspenda sus afanes agrícoaniquilados por la malaria; víctimas del las actuales, recordando los arrebatos del desenfreno mortífero del clima y quién sabe Caballero del Cisne. si de los afanes codiciosos de una desbaraTenemos muy presente los gacetilleros justada administración. L a Prensa hizo púque vivamos de aquel tiempo el cuadro ofreblicos tales sucesos, pero con la imprecisión dispuesta por la censura, aunque, si cido por el regio coliseo, y no apelemos a bien se mira, en tales trances huelgan pá- la muletilla de moda entonces, como ahora, rrafos sonoros. Entonces, como después mu- al evocar la dichosa temporada, cuando ya chas veces, las flatulencias lincas no son era amo y señor del templo lírico el indiseficaces ni oportunas. ¡Palabras, muchas pa- cutible Luis París, que, aparte de sus mérilabras, cuando fueron necesarias acciones tos harto probados, puede ostentar el derecho por juro de heredad de lucir cual protijas y bien sostenidas! pía la casa donde a la sazón dominan úniLos comisionados de nuestra nación se camente los constructores, de edificios. Re trasladaron a París para negociar con los cordemos a Blanchart, a la GilboUr, a la representantes de los Estados Unidos. Fue- Gardeta, la Fons, al tenor Angioletti y c i ron en nuestro nombre D Eugenio Montero temos también la Paccini, que asimismo Ríos, León y Castillo, el genera! Cerero, tiene presentes sus triuntos escénicos, Garníca y el marqués de Viílaurrutia, vivo mantenidos antes de los alcanzados en la aún, y por mucho tiempo sea, para bien de presidencia de la República Argentina. las letras hispanas. J os. enviados por nosE n el período que recuerdo, el lirismo esotros merecen recuerdo perdurable, porque cénico prevalecía victoriosamente en Espase sometieron a un sacrificio manifiesto, enña. Hubo música, no sólo en el Real de M a tregándose a maquinaciones impuestas por el vencedor. ¡Cuántas amarguras y sinsabo- drid y en el Liceo de Barcelona, sino en teares soportaron! ¡Cuántas velaciones y tor- tros diferentes y muy concurridos. Recuerturas morales padecieron! E n tanto, seguía- do el de Parish- -por aquella época no se mos en la Península entregados a la tarea había nuevamente cambiado el nombre de de murmurar v diciendo del Gobierno mil Price, pues aún vivía un yerno del fundador, pestes, como si fuera de casta especial y no el inglés W i l l i a m- donde actuó una comtuviese malas, regulares y buenas las con- pañía notable, en. la que figuraron como t i diciones características del puebo de nues- ples las señoras Ortega, Bordas y los artistas Simonetti, Casañas, Puignener, Bueso tra nación. y Valentín González, a quien aplaudimos Anunciamos que se retiraría Sagasta car- actualmente como si fuera un muchacho E n gando sobre sus espaldas cuantas tribulacio- aquel período se estrenaron con muchos nes debieran ahogarnos a todos. Porque, si- aplausos una ópera y una zarzuela, que aún guiendo universal costumbre, cuantos bri- colea, por ser cosa rica. L a ópera, llamada llaron en las cumbres recibían, y seguirán María del Carmen, la compuso Granados, e! recibiendo, los denuestos de los que de fijo insigne músico, muerto accidentalmente, están sordos cuando hablan obligaciones, cuando se iniciaban sus glorias. L a zarzueriesgos, sacrificios y muy atentos para oír la tiene por título Curro Vargas; el libreto requerimientos agradables de lo satisfacto- era de Joaquín Dicenta y Manuel Paso, con rio, halagador y beneficioso. Claro está que partitura de Chapí. Sagasta continuó siguiendo ¡a g e n e r a l y no perdí ja costumbre, en su puesto. ¡Qué plaE n Apolo lucían Joaquina Pino, la B r u cer tan grande, tan insubstituible el de man- la Perales, una característica renombradídar l ¿A quiín le desagrada? sima, la Vidal, y actores tan reputados como HOIAS AMARILLAS (D e las memorias de un gacetillero) Emilio Carreras, los Mesejo y Ontiveros. Estrenaron La chávala, escrita por Fernández Shaw, López Silva y el maestro Chapí. Aplaudimos la obra, pero sin extremosos alardes. Nos pareció bien, sin entusiasmarnos. Treinta años después la hubiéramos recibido como algo excepcional. ¡Acontecimiento! gritaríamos, según el uso impuesto por las gacetillas que pasan al público, deteniéndose, eso sí, en las Administraciones. También en la Zarzuela hubo larga temporada, de nueve meses, l o que dura un embarazo. Ahora nos contentamos con abortos. A l teatro de la calle de Jovellanos acudieron Lucrecia Arana, Felisa Lázaro, las hermanas Segura y cómicos de tanto crédito como Julián Romea ¡Orejón, malogrado al principio de sus triunfos; González, más conocido por Chavito, y el gran Moncayo, que sigue, al pie del cañón, burlándose de loa años; todos los cuales contribuyeron a realzar el estreno de Gigantes y cabezudos, obra de Miguel Echegaray y el maestro Caballero, a quienes aplaudimos calurosamente, sin permitirnos llamarles geniales, aunque, si oien se mira, la genialidad está a la disposi- ión de quien sueñe con ella, aunque no tenía gloria para merecerla. E n el Español inauguraron con retraso, por estar María Guerrero y sus huestes en París y en Roma, para enaltecimiento de nuestro arte. Hubo un estreno de José Echegaray, el del drama Silencio de muerte, desaparecido al nacer. E n cambio, la Comedia, donde se agruparon Carmen Cobeña, E m i l i o Thuiilier, Agapito Cuevas, ofreció La comida de las fieras, brindada por Jacinto Benavente, que ya por entonces merecía la fama de insigne, por el tiempo aumentada, ¡Período escénico como él final del año 1898 lo recordamos cuantos le conocimos con deleite! Se representó por vez primera en L a r a La vida íntima, deliciosa comedia de los niños, así nombrábamos a los hermanos Quintero; entonces también empezaron los clamores, que todavía duran, para saludar a Loreto Prado y Enrique Chicote, metidos por aquel tiempo en el escenario de Romea. Recordamos también la aparición fugaz como actor del ilustre novelista D Ramón del Valle- Inclán, asistiendo en otro sitio al estreno de un drama, La escarapela, compuesto por el después sabio profesor de la F a cultad de Medicina D. Tomás Maestre E n aquel otoño lejano las impresiones más contrarias nos agitaron, y ahora sentimos la inquietud de la vejez, que no puede substituir a la juventud con fuerza suficiente para sobreponerse y sumergir a todos los males del mundo. ¡A y de los que vemos caer las hojas amarillas anunciadoras del término de una vida! Por l a transcripción, J F R A N C O S RODRÍGUEZ T R A D I C l O N Y P OLIT C A La tragedia del híbrido Esa especie de reaccionarismo progresista llenaba el corazón oficial de Madrid y de Viena. ¿atrozmente reaccionario? P o s i i tivamente progresivo? Desde el 76 nuestra

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.