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ABC SEVILLA 26-11-1929 página 51
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ABC SEVILLA 26-11-1929 página 51

  • EdiciónABC, SEVILLA
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Sorze B e l í j e a á í i r fa. ¿I y 16 FERNANDEZ Y GONZÁLEZ EL PASTELERO D E MADRIGAL 1 Manuel K a r u k sacó ele entre su faja y de junto a uno de sus puñales el manuscrito que ya conocemos, í y le mostró a Elena. ¿Qnién íe ha dado estos pápeles? -dijó -Elená, rc. -conociéndolos. -U n antiguo amigo mío, un valiente y noble hem twe, mi- corsario tunecino. t ¿Y cómo han ido a manos de tu amigo estos pa -peles, que- son la triste y sangrienta historia de mi familia? -Un- hombre. a quimi tú amas te los pidió para darlos- al corsario dé Túnez. -No, me los pidió para darlos a un patricio de Genova. y de V í e c i a a monseñor Piet. ro Mastta. -Pues bien; monseñor Pieíro Mastta, senador y uno de! dsr del Consejo de los Diez, Yhaye- ben- Sha riar, emir de África y corsario en Túnez, son una Í misma persona, CÓIÍIQ ¿Pues no m u r i ó ahogado en ei canal de Morífófte ese hombre? Pero, es. verdad; él llevaba consigo esos pape- es, que si Pietro. Mastta. hubiera pe ¿rijeido, hubieran desaparecido con el. i... -Esos, papeles tienen sobre si las- muestras de h a bérse mojado todo- consiste en- que Aben- Shariar tiene bástente aliento para nadar bajo la superficie del agua un largo espacio, y así burló ia vigilancia de vlos esbirros- y. se- salvó. -Pero como él no puede, venir á Venecia, porque su vida corre peligro, me ha bus. cado en mi isla de Corfú, me ha hecho conocer el contenido ¡de estos- papeles y me ha enviado a t i -I Y para qué te ha hecho conocer Pieíro Mastta la historia de mi familia? -Porque la histeria de tu familia es la historia de la mía, ¡C ó m o! ¿Q u é hay de común entre mi familia y la tuya? -M i madre se llamaba María Zinca. Karuk. v- ¡T ú te llamas Manuel Karuk! -dijo profundamente Elena. -Sí. -Entonces tú eres hermano mío. -Tu hermano soy. i Mamíeí- ÍCaruk, que temblaba de emoción, había dado un paso hacia Elena, que, a pesar de la situación, 1 góndola, y antes de que ésta arrancase, saltó a. su popa un bulto negro, que no sabía por donde había venido, y que dijo en voz muy baja al gondolero que- iestaba ai- timón: -í ¡San- MarCos y Vc- neci- a! E l gondolero permaneció Inmávif como si nada hubiera acontecido, el bulto- qué había saltado a l a -góndola se replegó -en- la- popa -A los jardines de- -A- polo- -dijo desdé dentro de fa litera la v o z de Estéfana. Y la- góndola: arranco 1 1 1 C A P I T U L O III E la plaza de San Marcos habían partidor- llegando al borde del canal y entrando. en luna góndola, ei mendigo cojo, que ya sabemos era el antiguo esbirro Nicolino Razzi, a quien aquella- noche convenía sin duda pasar por cojo y por mendigo, ysManuel. Karuk, que ya sabemos ía misión con- que había ido a Venecia. E l gondolero- había recibido orden de llevarlos al palacio Co- nti, lo que- no de había- parecido muy bien por la- fama de endiabíamiento del palacio, y a lo que se hubiera negado, a no ser porque había olido al esbirro en el mendigo cojo. L a noche era tenebrosa, y la lancha lardó- una hora en llegar ai palacio. Cuando habían llegado, Manuel K a r u k- y Nicolino saltaron al borde. ¿Y dices que no nos abrirán? -preguntó M a nuel Karuk. -Aunque estuviéramos llamando desde- ahora hasta el día de! juicio. A l que llama a ese palacio no se le abre; cuando se quiere que alguien entre en él, o é le espera y no tiene necesidad de llamar, o se le 4 nvía una llave con l a cual pueda por sí mismo, abrir; V. -H. Y te esperan a ti, o te. han enviado Ja llave? -Ñi lo uno ni lo otro; monseñor Pietro Mastta trie ha escrito y me ha dicho: Nicolino, vtíelve a ser esbirro durante una noche; mañana al obscurecer espera al pie de l a columna de San Marcos a qué sg te presente un. líonibi- e, que i r á vestido a l uso de lo v 1

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