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ABC SEVILLA 12-02-1930 página 3
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M A 0 RIP- SEVTLÍJA 12 D E F E B R E R O D E 1930. NUMERO 10 C T S CERCANA A TETUAN, SEVILLA DIARIO DO. ILUSTRAVIGE- AÑO S 1 MOSEXTO SUELTO N. 8.465 y je ÍS REDACCIÓN: PRADO DE SAN SEBASTIAN. SUSCRIPCIONES Y ANUNCIOS: MUÑOZ OLIVE. salidad del genio de Shakespeare, era natural que fuese él quien lo descubriese en la forma humana. Se ha dicho, creo que por Pablo Stapffer, que Orestes era un tímido, una especie de Hamlet griego. N o acertamos a ver parentesco entre el taciturno soñador de Elsinoor y el desventurado hijo de Agamenón. E l uno vive entre un constante fluctuar entre el ensueño y la acción, como el personaje de la novela de Benavides, y el otro anda por el mundo a remolque de la fatalidad. Parafraseando una observación. de San Ignacio de Loyola, hemos tenidb ¡ocasión de decir antes de ahora que un vicio no es generalmente sino la exageración -de una virtud. L a prudencia, por ejemplo, llevada a su último extremo, deja de ser uña virtud y se transforma en pusilanimidad. L a economía exagerada conduce a la avaricia. L a cautela sin moderación nos hace tímidos, pues, a fuerza de pensar, concluímos por no hacer. L a conservación de lo heredado o lo adquiridores moral. L o que dfcja de serlo es que sacrifiquemos el interés ajeno- al egoísmo propio. LA NOVELA TÍMIDO DEL Cándido, hijo de Cándido Enrique Federico Amiel, que fué un hombre que consumió su juventud en la llama del ensueño, se duele más de una vez en su diario de los estragos que hizo h timidez en él. Buen mozo, distinguido y con exqui. sitez de espíritu que tanto place a la mujer inteligente y fina de gustos, el pensador suizo no pudo acercarse nunca al otro sexo sin sentir que se le oprimía el ánimo. E r a en ese terreno, un apocado. Algunas mujeres consideran el encogimiento del hombre enamorado, que no se atreve a declararse, o se MANI I. L B U E N O declara a medias, como un homenaje a su persona. E n ese, como en otros casos, la psicología femenina peca de deficiente. E l t í MODOS Y MODAS DE mido no lo es por exceso de amor, sino simplemente porque sú sistema nervioso no funM A L DECIR ciona normalmente. Hace ya muchos años que el doctor Tardieu escribió un libro muy Nombres gentilicios de interesante sobre la timidez, clasificándola como una enfermedad. Conviene, pues, que Ja 1. J y K las damas se apeen, de su error y que no Cándido es un joven que anda por la vida, E l Diccionario de la Academia (salvean en el enamorado vacilante sino un como Hamlet, su antepasado m á s conocido, vo e. u O. como dicen los factores inhombre en el que las secreciones internas no sorteando los escollos de la acción con el cluye 25 nombres gentilicios, de la 1 y- 12 se operan probablemente con regularidad. timón del ensueño. E n cuanto se ve obliga- de la J entre los cuales- los hay tan vulNos urge añadir, para que las señoras no do a proceder, esto es, a madurar la idea y gares como inglés, italiano, japonés y judio, teman el incremento dé esa dolencia, que po- el hecho, retrocede medrosamente al jardín y tan raros como idalio, de Idalia, ciudad d r í a contribuir, si se extendiese demasiado, a de lá imaginación, que es el paraíso de los una huelga forzosa y prolongada del bello tímidos. Impotente para afrontar la reali- histórica de la isla de Chipre. Por lo cual, donde se hallan los citados sexo, que la timidez se cura, y que el tratadad, restablece su equilibrio espiritual ana- de la I y de l a J académicas, bien puemiento para salir de esa enfermedad es senc i l l o basta con proponérselo. N o hay que lizándola a solas, precisamente para aho- den colocarse los siguientes, que no se haconfundir la timidez con la falta de carác- rrarse el esfuerzo verbal a que le obligaría llan en el susodicho Diccionario: Ibagueño, de Ibagué (Colombia) abáñenter. Mientras aquélla es un aspecto de la un interlocutor. E n esos soliloquios encuenirresolución ante la conveniencia evidente tra Cándido el sosiego interior. E l tipo no se, de Casas- Ibáñez (Albacete) igualailino, de proceder, la falta de carácter consiste en puede ser más real. ¿P o r qué este hombre de Igualada (Barcelona) ilutirgense (la una incoordinación entre el propósito y. la inteligente y de una insondable bondad la- Academia dice ilutirgano de A n d ú i a r conducta. L a superioridad del carácter, como bra su desgracia? Porque, a no estar asisti (J a é n) elorciense, de L o r c a imolense. de elemento de éxito, sobre la inteligencia es, dor por el azar, ciego desfacedor de entuer- Imola (Italia) infanteño, de Villanueva Ue pues, explicable. L a inteligencia es casi tos, nuestro destino depende más a menudo los Infantes (Ciudad Real) insulense, de siempre pasiva, y el carácter, activo. E n de nuestros defectos que de nuestras virtu- Lille (Francia) iqueño, de lea (P e r ú) iquiuna disputa cualquiera, sobre una ventaja des. -Se puede asegurar, pongo por caso, que quenó, de Iquique (Chile) iruéta (la A c a real, esto es, cuando hay algo que ganar, un hombre es buen hijo, hermano abnegado demia, dice solamente i r u n é s de I r ú n no es el inteligente quien triunfa, sino el y amigo leal; pero si a continuación añadi- isleño, de San Fernando (C á d i z) ispoienresuelto. Se puede dar la conjunción de la mos que no paga sus deudas con puntuali- se, de Epila (Zaragoza) itatiense, de ítatí, inteligencia y del carácter éu un hombre, y dad, ese hombre nos inspira dudas y su re- en la provincia de ¡Corrientes (República entonces su brillante destino está asegurado. putación no sale intacta de nuestros juicios Argentina) ituricense, de Sangüesa (N a v a H a y profesiones, sin embargo, en las cua- sobre su persona. Se puede asegurar que rra) ituzaingano e ituzaingueño, de Itules es lícito preferir el placer estático de la una mujer es modesta y caritativa, que no zaingó, en la citada provincia dé la Repúinteligencia al goce dinámico del carácter. tiene nada- suyo, que no maldice de nadie, blica Argentina. Total, 17. L o s artistas, señaladamente los literatos, sa- que- es prudente y bien educada; pero si a Jacense y jacetano (la Academia dice soben algo de eso. Pero, a la larga, el mundo continuación añadimos que se la ha visto lamente j a q u é s de Jaca; jalapense, de J a es de los grandes caracteres. L a inteligencia una tarde, entre dos luces, en lo alto del lapa (Méjico, Guatemala y Nicaragua) jáde los demás se les subordina como el tén- Hipódromo, hablando sigilosamente con un ritagueño, de Jaritagua (Venezuela) jijoder a la locomotora o como el eco a la voz. hombre que no es su padre, su hermano o nense, de Jijona (Alicante) juüobrigense, su marido, esa dama no acaba de. inspirar- de Logroño y de. Fontibre (Santander) y Sin que se. pueda sosteiu aue la novela nos confianza. Nuestra opinión- de ella em- jujeño, de Jujuy (iRepública Argentina) de la timidez esté, inédita, pues basta con él pieza en el episodio de lo alto del Hipó- Tota! siete. recuerdo de Juan Jacobo Rousseau y de Se- dromo. A los cuales puede añadirse kan -snaponancourt, por no citar otros, como demosA Cándido podrían salvarle sus virtudes, litano, de Kansas C i t y (América del Norte) tración de lo contrario, no tenemos reparo no sólo por la importancia de la ciudad, en decir que hasta la aparición de Cándido, es hijo modelo, hermano afectuoso v de sino por el nombre latino que lleva su dio- una deferencia inagotable con el p r ó j i m o hijo da Cándido, no había- side expuesta la cesis. timidez masculina en todas sus fases con pero es, al mismo tiempo, un tímido que ha E l Diccionario de la Academia no incluacentos profundamente humanos. E l tími- confiado inconscientemente el- gobierno de ye en la K n i n g ú n n o m b r e gentilicio. do es un tipo relativamente modeiiio en la su vida al e n s u e ñ j y ese defecto, superado Sin perjuicio dé estas adiciones, aún queliteratura, sin duda porque su apocamiento con mucho por sus virtudes, le pierde. ¿Por indica un fenómeno patológico, propio de qué se casa Cándido con Luisa? E n amor, dan poblaciones notables de- las referidas i n i casi nunca conquistamos. Aunque nuestra ciales aspirando al uso de un nombre gentiuna civilización adelantada. fatuidad crea lo contrario, nos conquistan. licio histórico o siquiera vulgar. E n las literaturas primitivas, repletas de E n este caso se hallan siete. barras en las hombres de acción, es rara la presencia del Toda mujer inteligente o astuta lleva en tímido. N i Homero ni los dramaturgos sus. entrañas todo el caudal de habilidades Provincias Vascongadas; ocho Iglesias. sin griegos nos han dado a conocer casos de acumulado desde E v a hasta nuestros días. contar dos Iglesuelas: un Tlo- Ilo; la histórimidez varonil. E l precursor de los tími- Hay que ser un poco femenino para salir rica villa de Illescas (Toledo) cuatro Indos es Hamlet. Dada la portentosa univer- ileso de sus armadi os. Y el pobre y dulce- dependencias (en América, naturalmente) 1 Cándido es, pese a su voluntad flotante, rodo un hombre. Enamorado m á s del amor que de Luisa, y dócil a una confusa ansiedau de reproducirse, que padecen los que nacieron para repoblar el mundo, se casa con, ella, y es desgraciado, como es desgraciado siempre el sentimental con la coqueta de piel caliente y de corazón vacío... Cándiao, hijo de Cándido, es una de las más hermosas novelas españolas que hemos leído de muchos años a esta parte. Y o saludo con sincera admiración al S í Benavides, su joven e ilustre autor. De su vigoroso talento tenemos derecho a que no se deje vencer por la pereza, que es la pasión m á s insidiosa de los tímidos geniales...

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