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ABC SEVILLA 15-02-1930 página 38
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ABC SEVILLA 15-02-1930 página 38

  • EdiciónABC, SEVILLA
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I O R A N SURGIDO PRECIOS LIMITES- t g u É F B i. eoc- 5 a, 9 ee REPARACIONES GARANTIZADAS D E C U B I E R T A S Y CÁMARAS GOYA. 85 COYA ESQUINA, GENERAL. MADRID PORLIER Convocadas m á s de cien plazas de primera c a t e g o r í a Se exige ser abogado. E n el presente a ñ o h a b r á convocatoria para segunda y tercera c a t e g o r í a No se e x i g i r á t í t u l o Edad, desde los v e i n t i t r é s a ñ o s Para el programa, nuevas contestaciones y p r e p a r a c i ó n en las clases o por correo, para primera, segunda y tercera c a t e g o r í a d i r í j a n s e al antiguo y acreditado Instituto Reus P R E C I A D O S 23; P U E R T A D E L SOL, lo, y M A Y O R 1, M A D R I D E n las tres oposiciones celebradas de primera y segunda c a t e g o r í a obtuvimos en las tres el n ú m e r o 1 y 47! plazas, cuyos retratos y nombres se publican en la circular que regalamos. Tenemos internado. OPOSICIONES A SECRETARIOS D E AYUNTAMIENTO OPOSICIO E I ¡0 k í P r ó x i m a convocatoria para administrativos, m e c a n ó g r a f o s y periciales. Para p r e p a r a c i ó n en sus clases o por correo, programas y contestaclolies el I N S T I T U T O R E O S P R E C I A D O S 23, M A D R I D Tenemos internado. Tres ú l t i m a s oposiciones obtuvimos 47 p. lazas. PERITOS AGRÍCOLAS, ACADEMIA VELILLA MAGDALENA, 1 MADRID CALEFACCIÓN V LUZ por gasolina. Estufa, hornillos y l á m p a r a s de alumbrado, de 25 a 750 b u j í a s Catalogo gratis. C A S A L A O R D E N Fuentes, 9 Madrid. Cuando el aceite de oliva está barato MADRID Trabaje los orujos en su molino en un A U T O- E X T R A C T O R patentado, P de Gracia, y el exceso de aceite que t e n d r á le recompensa la falta, de precio. J o s é P de Gracia. P i y Margall, 9 M A D R I D ACADEMIA ITURRIAGA- AGTJIRRE Convocadas oposiciones. Ultima convocatoria obtuvimos 42 por 100 de plazas. Internado propio. Hortaleza, 71, Madrid. ADUANAS DÉSE CÍO H U M O Clases especiales del primer a ñ o de Derecho. Trabajos especiales de repaso y p r á c t i c a s É x i t o s enormes en anteriores convocatorias. Alumnos oficiales y libres. 45 ptas. y 30 una asignatura. Empezando el 15, medio mes. A las once y cuarto de la m a ñ a n a y por la tarde. Instituto Artur San Bernardo, J 8, Madrid, 294 FERNANDEZ Y GONZÁLEZ E L PASTELERO D E MADRIGAL len limpio. Bien sé yo que vos me diréis que el potro es un buen remedio para hacer hablar aun a Jos mudos; pero es el caso que la tortura no puede aplicarse solamente por sospechas, y que sería ponerse en compromiso tratando injustamente y de tal modo al pastelero. Y o creo, que el alcalde Santillana, y el doctor Yáñez de Rivadeneira, a quien hemos llamado, lo creen también, que debéis reduciros a no perder un ápice de lo que hiciere Gabriel de Espinosa, cayendo sobre ¡él y prendiéndole en el momento que ñ u tiere jutta causa v razón para ello, y que nada se diga a Su Majestad, no sea que todo esto se quede en sospecha y no haya para qué molestar la atención del Rey nuestro señor. Y o os doy las gracias en nombre de Su Majestad por vuestro celo, os deseo buena salud y me confieso otra vez muy vuestro amigo. -Guárdeos Dios muchos años. -De este, palacio de la Real Cnancillería de Valladolid a 6 de septiembre de 1595. -El presidente. -A don Luis Portocarrero, alcalde de casa y corte de la Real Cnancillería de Valladolid. E l alcalde Portocarrero dobló el pliego y le guardó en su cartera particular, se levantó, llegó a PeHralva, que dormitaba, le movió blandamente v le dijo: -Despabilaos, señor Pedralva; coged vuestra espada y vuestra linterna, que vamos de ronda. -Mala vida se nos presenta en Madrigal- -dijo Pedralva levantándose perezosamente y restregándose los ojos. -Pero ello es preciso; el ministro de justicia no es nada suyo, sino del Rey, que. le paga y le honra. -Sí, señor; pero cuando se tiene mucho sueño saben muy mal las ronda? Y ciñéndose su espada y tomando de un armario la linterna, que encendió en el velón, do aT i oidor su vara, y entrambos salieron a los cenadores del patio. ¡H o l a! ministros, arriba; encended las linternas y en marcha- -dijo Pedralva con la voz todavía un tanto soñolienta. Los alguaciles, que estaban acá y allá, nrenos uno, que estaba de guardia y se paseaba, se levantaron, buscaron sus linternas, las encendieron en la lux agonizante de un farol que había en el zaguán, y salieron detrás del alcalde y del secretario. L a noche era obscura, y no se sentía una sola persona en la villa. E l alcalde Portocarrero llegó hasta la pastelería, que estaba cerrada y obscura, escuchó y nada oyó. Rondó por parte del pueblo, yendo a parar al convento de Nuestra Señora de Gracia, y allí notó algún movimiento, y vio luz detrás de las celosías de las ventanas de l a celda, o m á s bien, de la casa de doña A n a de Austria. Parecióle que debía tomar esto en cuenta el alcalde y ocultóse con su gente en un soportal, poniéndose en. acecho de la puerta particular por donde se entraba a las habitaciones de doña A n a Pero por mucho que esperó el alcalde, n i a aquella puerta llegó nadie ni nadie salió por ella; se apagaron Jas luces y todo quedó en reposo. Dejó el alcalde dos hombres de guardia en el soportal y con los otros cuatro y con Pedralva siguió su ronda, y ya a m á s de media noche, al entrar en la calle donde estaba la cárcel de la villa, oyeron rumor de voces que hablaban. E l alcalde mandó que dos alguaciles diesen la vuelta para coger la calle por el otro extremo, a fin de que al sentir la ronda no se escapasen los que en la calle estaban, y al sentir el silbido con que avisaron los alguaciles que ya habían llegado a su puesto y que estaban prevenidos, el alcalde, con Pedralva y los otros dos alguaciles, se entró de golpe en la calle, y cuando creía encontrar hombres, las luces de las linternas sólo dejaron ver dos mujeres, la una joven y de muy buen parecer, garbo y despejo, y la otra vieja, fea y taimada, que de legua y media olían a ñutieres de poco m á s o menos y de no muy buena vida. -Ténganse allá vuestras mercedes- -dijo con descaro la muchacha, y no se echen tan encima ni tomen tantas prevenciones, que aquí no hay Fierabrases ni Orlandos furiosos, sino una vieja y una niña, que a nadie ofenden n i hacen perjuicios. -Picos pardos tenemos, señor alcalde- -dijo P e dralva- y bueno sería echar el guante a estas aves nocturnas, que para nada bueno pueden andar a estas horas por la calle. En eso 110 decís bien, señor secretario- -dijo ¿es-

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