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ABC SEVILLA 21-05-1930 página 7
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ABC SEVILLA 21-05-1930 página 7

  • EdiciónABC, SEVILLA
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A B C M I É R C O L E S 21 D E M A Y O D E 1930. E D I C I Ó N paleta de un pintor, con sus múltiples manchas extendidas por toda la superficie, después de labor afanosa, puede ser más sugestiva, más auténtica obra de arte que el cuadro pintado utilizando tal paleta. E n tocante a escultura, los puristas discurren de idéntica manera. U n a serie de volúmenes, desligados en conjunto y en detalle de toda intención imitativa de formas conocidas, puede ser más bella, más desinteresadamente bella, que la figura arrogante de una mujer interpretada en cualquier materia. E l arte árabe- -dicen- -aparece casi siempre desligado de la idea de copia, sin que per ello decaiga su interés... T a l teoría, aplicada a la arquitectura, veda como cosa estéticamente pecaminosa toda decoración de superficies. Decorar pintando es mixtificar la esencia arquitectónica, con intromisión de otro arte. Decorar mediante ¡formas en relieve, es mezclar impuramente 3 a escultura con lo que no debe ser otra cosa que simple arquitectura... E l arte en la realidad es cosa bien distinta, ¡humanamente distinta, por fortuna. E l artista ha gozado en todas las épocas de una ¡libertad que apenas tiene límites. E l artista, a modo de fina antena, recoge sentimentalmente influencias heterogéneas, sin darse cuenta de ello en la mayoría de los casos. ÍEsas influencias múltiples, al pasar por la compleja zona de su temperamento, se transforman y funden, produciendo lo que M a x Dessoir denomina l a intuición de la totalidad Las artes plásticas tienen medios de expresión muy amplios; tanto, que, de modo más natural que artificioso y premeditado, los términos técnicos, exclusivos en un principio de cada una de las artes plásticas, han logrado introducirse en otras distintas de aquéllas para las que fueron creadas. Esta amplitud de medios de expresión permite que temas nacidos como literarios- pasen sin violencia al terreno pictórico- -por ejemplo- sin menoscabo de las cualidades que constituyen el nervio de la pintura. Ciertos, temas literarios, que por su afortunado desarrollo se han hecho universales, y, por tanto, populares y eternos, adquieren, en fuerza de su sentido profundamente humano, un valor de plasticidad, de sugerencia y de estímulo sobre todo artista de fantasía propicia al enardecimiento creador. Citemos concretamente el caso de La Celestina, que, a pesar de los siglos transcurridos desde su publicación, su resonancia no se ha extinguido, aun cuando haya sufrido profundas transformaciones en el concepto popular. Gran parte de Ja obra de Goya no es otra cosa que el recuerdo, como eco lejano, de la famosa Tragicomedia de Calixto y Melibea. U n libro erudito y primoroso al propio tiempo, del joven catedrático Miguel H e rrero- García- -Estimaciones literarias del siglo XVII- ha servido para que, al compás de su gratísima y provechosa lectura, viésemos con mayor claridad, y en algunos momentos con acusado perfil, la relación enorme de la literatura con las artes plásticas de su época y el poder de sugerencia de ciertos temas a través del tiempo. Si algún d a un editor emprende la tarea íde reeditar La Celestina, animando su texto crudo y no pocas veces cínico con ilustraciones vigorosas que io acompañen cumplidamente en la intención, sin reparar en anacronismos, hallará en la obra dibujada de Goya cantera inagotable. L o genuinamente celestinesco- -tercería- -y cuanto se refiere a las truculentas artes de brujería aplicadas a la seducción femenina cobrarán inusitado vigor con el desfile de los tipos humanamente monstruosos creados por Goya. E n tocante a sentido cínico, el arte de Goya y La Celestina no andan distantes. Goya, además- de ejecutar trozos pictóricos D E ANDALUCÍA. P A G 7 mentos humanos y de la Naturaleza, y los asimila en proporciones variables, según su temperamento, país y época; los transforma en materia organizada como ideal estético, que toma todos los caracteres propios de una gran colectividad (lo que llamamos el arte antiguo o moderno de Oriente o de Occidente) que va dividiéndose y subdividiéndose hasta llegar al elemento individual (el arte griego, el dórico, luego el del siglo v y últimamente el de Pericles, por ejemplo) E n ese proceso, a medida que el temperamento general artístico es de un orden superior, van acentuándose con rasgos más enérgicos esas transformaciones orgánicas de los elementos tomados de la Naturaleza y del hombre (frente al arte antiguo judaico, el asirio- caldeo o el persa; luego, el griego, más potentemente personal; frente al autor de los Toros, alados, de Korsabad, el de la Leona herida, más aún en el artista que creó el Arquitecto de Telio; por encima de todos éstos, en un orden superior, los griegos, en las grandes individualidade ¿de un M y r o n Fidias, Policleto, Praxiteles, Lysipo o Scopas, superiores a un Alcamene, por ejemplo) ¡Y así es como en el hombre, el más elevado de los seres vivos, se dan más perfectos y completos los fenómenos orgánicos, así en el mundo del arte el genio llega a las más altas cimas de la personalidad, y sus rasgos son más fuertemente; característicos, más perfectos y complejos. P a r a conocer los frutos de una planta hay que comenzar por el estudio de ésta; para que podamos explicarnos bien su constituL A C U L T U R A A R T Í S T I- ción orgánica es preciso que investiguemos qué elementos capta y cómo se efectúa la nuCA DEL PUEBLO trición, en qué proporciones los tiene a su alcance y en qué cantidades los asimila, y El artista y el público para conocer todo ello hay que llegar al estudio de la zona geográfica en que vive y Los elementos fundamentales de la vida cuáles son las condiciones de su ambiente artística son tres: el artista, el hombre, refísico. lacionado con la naturaleza, y el público. De un modo análogo a este proceso de acTodo estudio hecho sin la consideración de estos tres factores será, forzosamente, i n- tividad mental en el estudio de una planta, la completo, confuso y falso en bastantes con- crítica, para conocer la producción artística contemporánea, ha de estudiar a sus artistas, ceptos. H a y una concatenación tan estrecha ver en qué proporciones y condición se nue intima entre estos elementos, que unos tren de los elementos fundamentales de arte determinan la acción de otros, completán (el hombre y la Naturaleza) y estudiar el dose todos en una actividad común, que es ambiente moral en que vive el público. la vida artística de un pueblo, época 9 de L a situación actual del público es de una un solo artista. gran inconsciencia en sus juicios y de una E l artista, aun creyendo que goza de una variedad caótica en sus sentimientos. M u gran independencia y que se esfuerza por ch as veces éstos no pasan de la categoría p r i desligarse del público, no puedí conseguirmitiva del sentimentalismo. Realmente, ignolo. Podrá lograrlo en el orden económico y ramos hoy los deseos del público en, materia aun en el de la vanagloria, que hace apede arte, pues no define su personalidad. tecer el aplauso de las multitudes, ya que no E n las artes decorativas va a remolque i n en otro más íntimo: aquel de una fuerza consciente de la moda impuesta por el i n continua, como es la de todo ambiente mo- dustrialismo, que se basa en la sobreproducral que nos rodea. ción, y el comercie, que tiene por norma la E s el temperamento del artista (cuanto multiplicidad de las ventas. Para fabricar constituye el aglutinante de su personalimucho hay que vender mucho, y esto sólo se dad) un organismo que transforma todos consigue explotando esa inconsciencia del aquellos elementos extraños a él (la vida público que apetece lo nuevo y cambia humana y la Naturaleza) los convierte en cada unos cuantos años, a veces en cada esparte de su ser y los devuelve al mundo tación, ¡os objetos de las artes decorativas exterior en frutos, que son ¡as obras de que forman el embellecimiento de la casa y arte. Este proceso tiene semejanza con el de la persona. que siguen los seres vivos (animales o Dentro de esta característica general del público hay otras dos más, que parecen ser plantas) se nutren de elementos químicos, que son comunes a todos; esos elementos conscientes y proceden del grupo que se cree culto en materia de arte. Unos demuestran se asimilan en proporciones desiguales en esa cultura, apeteciendo sólo lo antiguo, y cada grupo de seres, y aun en cada indilos otros las exageraciones de toda tendenvidualidad; se transforman en materia orcia nueva. Aquéllos tratan de revelar una gánica, que toma los caracteres propios al suma de conocimientos eruditos, y los segrupo de los animales y al de los vegetagundos, un espíritu muy sensible a toda les; luego, a tipos, clases, órdenes, famimanifestación ele arte original. lias, géneros y especies, para llegar a una Ese estado caótico del público, en sus ideas individualidad que va haciéndose más enéry sentimientos artísticos, no crea un amgicamente visible a medida que los seres son biente de acción positiva y enérgica sobre de categoría orgánica superior, hasta llegar al hombre. Esto mismo sucede en el mundo el artista; por el contrario, es una fuerza rojas destructora que creadora. del arte. JAIME D O M E N E C f l E l artista nutre su. temperamento con ele: maravillosos, acertó a darles intenso sentido literario, que en nada amenguan su valor. E l elemento literario en la pintura, cuando es hondamente sentido, se funde con lo pictórico, sin que los ojos más inquisidores logren ver soldaduras. Goya, fina antena pictórica, recogía, por virtud más intuitiva que cerebral, las sugestiones más heterogéneas. E l eco deformado de La Celestina llegó hasta él a través de la leyenda popular, y quizá su concurrencia a las tertulias literarias madrileñas, en las que desempeñaba importante papel su amigo Moratín, que anduvo grandemente intrigado con los problemas literarios que La Celestina planteaba, contribuyó en no pequeña parte a inclinar la inconsciente voluntad del artista hacia la interpretación de temas celestinescos. Otro bello y documentadísimo capítulo, dedicado a Góngora y al gongorismo, sugiere también múltiples consideraciones acerca de la influencia de la obra literaria del poeta cordobés sobre el desbordamiento del arte barroco, en el que lo adjetivo ocupó lugar fundamental, y el orden tan respetado y enaltecido por los tratadistas de arte tuvo que ceder el paso a la avalancha ornamental y al retorcimiento de Jas formas. Estudios magistrales sobre. Garcilaso, Lope de V e g a y Cervantes, en relación con el aprecio de sus obras en el siglo x v n convierten este libro en fuente inestimable de consulta. ANTONIO M É N D E Z C A S A L

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