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ABC SEVILLA 07-06-1930 página 3
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MADRID- SEVILLA 7 D E 1 UN 1 Q D E 1930. NUMERO 10 CTS. CERCANA A TETUAN, SEVILLA DIARIO ILUSTRADO. A Ñ O VIGE OLIVE. S 1 MOSEXTO N. 8.564 SUELTO REDACCIÓN: P R A D O D E S A N S E B A S T I A N S U S C R I P C I O N E S Y A N U N C I O S MUÑOZ sacado algunos de sus elementos de vitalidad tado, una especie de ideal, hacia el cual les de l a transfusión de sangre de la antigua condujo poco a poco l a sed de igualdad. Monarquía, había creado un Cuerpo dé funPor entonces, varios años antes de l a cionarios, a l a vez poderoso y disciplinado, guerra las Cámaras se preocuparon de introInauguramos hoy una colaboración sin- que disponía de la hermosa Ordenanza de ducir un poco de orden en ese comienzo de gularmente valiosa: la de Raimundo Porn- una institución militar, y que permanecía caos. Estudios muy notables fueron hechos earé, el eminente estadista francés, cuya fir- igualmente insensible a las tentativas y ten- por los Sres. Barthou, Maginot y tantos ma aparecerá en lo sucesivo periódicamen- taciones, vivificantes o malsanas, de l a l i- otros. E n 1912. un Ministerio, del cual tente en estas columnas. Poincaré es una de bertad naciente. Toda agrupación de ciu- go razones personales para no hablar mal, las primeras figuras, no sólo de la Francia dadanos estaba prohibida, lo mismo por ely que comprendía entre sus miembros a los de hoy, también de la contemporánea. La Derecho privado que por el Derecho pú- Sres. Briand, Steeg, León Bourgeois, quiso etapa más intensa, peligrosa y difícil para blico. Se comprende, pues, que aún más se- tomar el toro por los cuernos, y para dar un su Patriadle destacó en los primeros pues- veramente hayan sido prohibidas las A s o- ejemplo decretó la disolución de un Sindicatos, en la primera magistratura incluso. Jefe ciaciones de funcionarios- Cada uno debía to de maestros nacionales. L a Cámara aprodel Estado, jefe del Gobierno, ministro eje permanecer en su rango, sin tener nunca la bó al Gobierno. L o s Tribunales decidieron de situación, su talento y su tacto han pres- facultad legal de apoyarse en el brazo de que la ley de 1884 no se aplicaba a los fun. tado a Francia los más altos servicios. Es, un vecino. cionarios. Pero algunos meses más tarde el bien puede decirse, una inteligencia preclaParlamento invitó a otro Gabinete a susP a r a que u n reglamento tal hubiese pora que han madurado la experiencia y la pender toda persecución hasta que la suerserenidad. Pero Poincaré es también un es- dido perpetuarse, hubiera sido necesario que te de los funcionarios hubiese quedado arrela misma democracia se detuviese completacritor político de primer orden, que domina glada definitivamente por los legisladores. los problemas de Derecho público. Se unen, mente en su evolución. D e modo que llegó Desde entonces se ha ido más lejos, y hace un día en que se relajaba la severidad inicial, pues, en la lucidez de su juicio la sabiduría y el realismo del gobernante y la cultura y en que las Asociaciones profesionales, ge- cinco años un Gabinete que creía simplemendoctrinal. Pocos como él pueden discurrir neralmente calificadas de Asociaciones amis- te ofrecer a los empleados de los servicios 11 sobre las cuestiones más trascendentales de tosas, pudieron fundarse con autorizaciones públicos 1 1 testimonio de sus sentimientos la política francesa y de la política exte- regulares. Pero, mientras tanto, libertades igualitarios, les informó de que en adelante rior. Acerca de ambas materias, según la análogas y hasta más amplias habían sido tendrían todas ias facilidades para dar a sus elección de la actualidad, Poincaré se co- acordadas a los obreros. Les había sido re- Asociaciones el carácter sindical. Precisó, municará con la opinión de España desde conocido desde el segundo Imperio el dere- desde ¡uego, que esto no implicaba el derelas páginas de A B C. cho de huelga, por la ley de 25 de mayo cho a la huelga, pero como l a puerta estaba de 1864, y, veinte años después, Waldeck abierta sin que una ley hubiese interveni. Rousseau, en u n espíritu de progreso y de do para permitir, en el caso oportuno, cerrarCopyright 1930, en, Francia, la, se vo rápidamente que u n número de i por L Illustration y n otros igualdad social, hizo votar l a ley de 21 de abusos se introducirían con facilidad por i países, por ínter Europa. París. marzo de 1884, que do a los obreros l a l i- esta abertura, que ensanchaba. bertad de formar Sindicatos permanentes. Los Ministerios que se han sucedido desE n l a discusión en que intervino varias L o s Sindicatos de los funcionarios de Correos nos han dado un ensayo general, bre- veces, con su magnífico talento, para triun- de hace algunos años se han dado cuenta ve, pero decisivo, de la huelga de brazos caí- far sobre todo contra las resistencias sena- del peligro, pero han sido impedidos de remedos. E i Gobierno h a hecho su deber. E n la toriales, Waldeck- Rousseau tuvo el cuidado diarlo, sea por otros deberes más urgentes y más imperiosos, sea por la multitud de las medida en que le permitieron las leyes y los de repetir que l a ley no tenía carácter geneocupaciones que les habían sido impuestas, reglamento, ha impuesto sanciones. E l inci- ral, que sólo comportaba una ventaja excep- sea, lo que es peor todavía, por l a hostidente ha terminado; pero el mal que revela cional- -hasta dijo: u n privilegio- -en pro- lidad preventiva que sus proyectoshan ensubsiste, y es poco probable que lleguemos vecho de los obreros, e insistió particular- contrado, bajo l a presión de los Sindicatos a curarlo por el desprecio. L o que parece mente sobre esta observación al pedir al interesados, por parte de l a mayoría de los herido está herido hasta la medula, y es la Senado que autorizara las Uniones y las Fe- parlamentarios. Desde que un presidente del deraciones de Sindicatos; pero aun así sólo Consejo hizo prever en la tribuna un E s misma constitución del Estado. Poco importa que en estas circunstancias obtuvo esta extensión por 136 votos con- tatuto de los funcionarios, una campaña muy las demandas de los funcionarios de Correos tra 117. Jamás el gran estadista admitió la viva se desencadenó en los círculos más d i hayan sido justificadas o no. L a cuestión de posibilidad de que el derecho de coalición versos contra l a palabra y contra el asunto. si en el fondo tenían razón o no, el Gabine- fuese concedido a los funcionarios. Con más Se decía que el Estatuto era el restablecite debía examinarla bajo su responsabilidad razón se hubiera sublevado contra la idea de miento funesto y humillante de una espeante, las Cámaras. Pero los procedimientos que la ley, que fué su obra, les permitiera cie de servidumbre, y al oído de agentes disciplinados y razonables esta vieja expresión empleados para ligarle las manos, si no son entrar en huelga. enteramente nuevos, no son menos intoleraPero más tarde, cuando en 1901 fué vo- Satina sonaba como una campana en el pables, y si llegaran a generalizarse converti- tada, también gracias a Waldeck- Rousseau, tio de una cárcel. P o r- otra parte, para que rían pronto a las Administraciones públicas la ley general sobre las Asociaciones, no ex- un texto, cualquiera que fuere, tuviera proen un terreno muy propicio para fermentos cluía esta vez, n i expresa n i implícitamente, babilidades serias de ser votado, era necede desorden y de descomposición. ninguna categoría de ciudadanos, y las A s o- sario que la comisión de la Cámara, nombrada de antemano sin conocer nada del proHace más de treinta años que. l a cuestión ciaciones amistosas de funcionarios tomaron, yecto, estuviese dispuesta a hacerlo suyo, y de los funcionarios públicos se plantea, por bajo los auspicios de la nueva legislación, fué: aquí donde se manifestó una vez más el intervalos, ante l a opinión pública, sin queuna rápida extensión. E l siglo x x que se inconveniente mortal de las grandes comisionadie consiga resolverla, y durante este tiem- anunció como llamado para corregir l a de- nes permanentes. E n una paiabra, ningún po el he cho domina cada vez más la ley, y bilidad individual por las ventajas que pres- Estatuto ha sido votado, n i ninguna ley, que, i la anarquía se substituye insensiblemente a ta la solidaridad, vo desarrollarse rápida- sin infligir a los funcionarios e sta expremente, en todas las Administraciones pú- sión despectiva, preparase, por lo menos, con jin organismo que pierde fuerza. Sé muy bien que en la mayor parte de los blicas, colectividades emprendedoras, l a ma- cierto método su régimen y fijara con prepaíses se, presentan, en diversos grados, difi- yor parte de las cuales facilitaron a sus cisión sus derechos lo mismo que sus decultades del mismo género, y que en ninguna miembros los medios de ayudarse mutua- beres. parte se ha descubierto hasta ahora un re- mente, y algunas de las cuales, las más agimedio eficaz. Pero en Francia el peligre tadas y más ruidosas, no dejaban de tener ¿Qué fué el resultado de ello? Que las se ¡agrava, por el contraste que los aconte- una segunda intención política. L a forma costumbres que primero se habían insinuacimientos han puesto entre l a invasión dé sindical, que parecía poder reservar a estas do en las administraciones se han abiertalas costumbres demagógicas y el concepto agrupaciones l a prerrogativa de una más mente instalado en ellas y han acabado por secular de una fuerte jerarquía administra- completa independencia, y que suponía, con establecer su reinado absoluto. L a prolongalógica, el derecho a l a huelga, llegó a ser, da crisis monetaria, el malestar económitiva. L a Constitución del año V I I I que había para cierto número de, funcionarios del Es- co, l a necesidad de adaptar los sueldos a l e L A S DESVIACIONES DE LA SOLIDARIDAD

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