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ABC SEVILLA 20-06-1930 página 32
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ABC SEVILLA 20-06-1930 página 32

  • EdiciónABC, SEVILLA
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OPOSICIONES A HACIENDA Y POLICÍA et 6 n Hacienda t fí 300- plazas para Policía; exámenes en octubre. En ene. ro de 1931, Auxiliares de Contabilidad de Hacienda. En Hacienda se admiten señoritas. Programa oficial nuevas contestaciones números 1, 2lo nes y preparación en el antiguo y acreditado INSTITUTO RETÍS En Policía obtuvimos 143 plazas, entre ¿l a s oa fv- seis veces el número 1, dos veces el número 2 y 326 plazas. Los retratos y nombres de estos PI D y- -ditado l W l T U T O S a l a 3 ADESEJ Prospecto, programa, ER PliOURñOOB DE LOS TRIBUNALES 7 e 7 TM S Basta ser bachiller y haber trabajado du emo inSdo: FINCAS EN LAS PLAYAS DEL NORTE POZOS AGUA POTABLE Sfl T kS n el sS vendo. Buenas oportunidades. J M. Brito, Alcalá, 94, Madrid. Teléfono 66321. Ejecuto toda clase de trabajos de pocería; dispongo de elementos necesarios. Garantizo caudales de agua sin desembolso alguno hasta obtener resultado satisfactorio. Agotamientos. Madrid, provincias. A. Fernández, Pi y Margall, 9, MADRID. 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RODRIGUEZ- SOLIS L O S G U E R R I L L E R O S D E 180 S? 163 independiente, trocándose el guerrillero en señor y hasta en rey. Bajo este punto de vista, Rodrigo de V i v a r (el Cid) fué el primer guerrillero de su época. Como los godos, los romanos y los árabes, los austríacos en la guerra de Sucesión, y los franceses en la de la Independencia, encontraron en España al guerrillero, planta que jamás se seca en esta noble tierra. Preguntan muchos- -y es fama que Napoleón I I I lo hizo en 1870, cuando su lucha con A l e m a n i a- ¿quién manda y cómo se forma la guerrilla? D e la manera más sencilla. U n hombre, el de más valor c más simpatías, se lanza al combate, y le siguen el noble y el campesino, el fraile y el contrabandista, el estudiante y el mercader, el soldado y el arriero. ¡Una vez reunidos, sin pararse a reflexionar que no tienen armas, n i caballos, n i uniformes, se lanzan a la lucha y toman al enemigo las armas y los caballos de que ellos carecen, y a seguida emprenden las más arriesgadas empresas y realizan actos, que parecen, fábulas o novelas... ¡T a n grandes y tan extraordinarios s o n Cierto que tras ellos se encuentra 1 país, que los auxilia, que. los refuerza que los instruye de l a situación del enemigo. Lr. s guerrillas no tienen, por regla general, n i táctica n i estrategia, y n i los t r i u n f o s l o s enloquecen n i las derrotas los abaten. Cuando pierden una acción, exclaman: ¡N o importa! y prosiguen su camino serenos, firmes y resueltos. E n las guerrillas no se tiene por deshonra el huir porque no se huye por cobardía, sino para volver a ¡untarse en el punto marcado de antemano y, volver a combatir; y esto una vez, y ciento, y mil. Las cualidades principales del guerrillero deben ser: agilidad, buena puntería, muy andariego, gran cono dor del terreno, valiente hasta la temeridad, poco amigo del sueñe, audaz y sobrio, activo y vigilante. Las guerrillas, dice Toreno, cortas en número a l principio, crecieron después prodigiosamente, y acaudilladas por jefes, atrevidos, recorrían la, tieria ocu, pada por el enemigo y molestaban como trojas li- geras. L a s extorsiones de los soldados de Napoleón pasaban de lo inicuo, pues vivían de pesadísimas derramas y escandaloso pillaje, provocando crueles venganzas de, los pueblos, y éstas infames represalias de los franceses. Los alcaldes de los pueblos, los curas, los sujetos distinguidos, sin reparar- en edad ni sexo, debían responder de l a tranquilidad, y a pretexto de que. tenían parientes o. relaciones con los guerrilleros, los enviaban a Francia cuando no los arcabuceaban. S i no lo viésemos consignado, en documentos auténticos, no creeríamos los act s de salvajismo realizados por los franceses, dando el ejemplo los mismos que debieran haber sido modelo de disciplina y mesura. Véase la prueba. E l general D Amagnac, trajo a Madrid, del saqueo de la ciudad de Cuenca, carros enteros cargados de carneros, gallinas y jamones, que vendía públicamente a las puertas del palacio del duque de Frías, en que se alojaba. Lahoussaye y Blonadau hicieron otro tanto. Kellerman, en Valladolid, maridó aplicar fuego lento a las plantas de los pies y a las palmas de las manos de un niño, acusado de llevar pólvora, y balas a los guerrilleros, y que calló con el mayor heroísmo. Bessieres hizo fusilar a varios miembros de l a Junta de Burgos. Duvernet ejecutó a un akalde, porque no le presentaba prófugos para atormentarlos en el calabozo, u obligarles a servir a Napoleón. P a r a estos hombres, el robo, el fusilamiento, l a violación, eran los actos más sencillos y naturales... Con semejante conducta, las guerrillas aumentaron extraordinariamente. Entre los guerrilleros que iremos presentando, por el orden en que se lanzaron al campo, los verá el lector de procedencias distintas, de carácter opuesto, de posición diferente, y. de opiniones diversas. L o s procedentes del Ejército, o los. que deseaban pertenecer 2 él, aspiraban a organizar, instruir y disciplinar grandes fuerzas, ansiosos de hacer lo que algunos autores han llamado la pequeña guerra, y ensayarse para, hacer luego l a grande, combinando

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