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ABC SEVILLA 05-07-1930 página 4
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ABC SEVILLA 05-07-1930 página 4

  • EdiciónABC, SEVILLA
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ABC. SÁBADO 5 D E J U L I O D E 1930. EDICIÓN D E ANDALUCÍA. P A G 6 te, sobre la situación y la permanencia de la Monarquía, ¿con qué derecho pueden cerrar el paso a esta consulta pública los que se llaman demócratas, y afirmar sobre ella y contra ella el procedimiento- -posible o n o- -de la revolución? ¿No es ésta la apología de la violencia? ¿Con qué título vamos a aceptarla en nosotros y para nosotros, habiéndola reehazado en la Dictadura y para los tiranuelos? ¿Cuál será nuestra autoridad, o la de los que así piensen y hablen, si mañana otros sectores políticos, posiblemente más fuertes, utilizan la violencia misma como fuente del Poder y del Derecho contra el sufragio público? Invito a todos a meditar serenamente sobre lo que dejq escrito. Rechazarlo en bloque, por recelos o por pasión, aun siendo ésta tan explicable como se quiera, no. Garantías, cautelas, previsiones, sanciones, sí. Esto es- prudente, democrático, patriótico. Esto es también práctico y hábil. L a política es, ante todo, oportunidad y eficacia. S i perdemos la ocasión que nos brinda el momento de la vida española y de las relaciones entre la Corona y la Nación después de la Dictadura, habremos desviado la Historia y segado en flor el renacimiento de la Libertad, dentro de la Ley, en nuestra Patria. A todas las izquierdas, a las que me acompañan y a las que me combaten, a las que me elogian y hasta a las que me agravian, brindo aquellas bellísimas y aleccionadoras palabras de Jaurés: Sólo se precipitan hacia ciertas novedades los espíritus que no se han penetrado de la Verdad durante largas meditaciones. Se han sorprendido por ella como por un relámpago exterior, mientras que la Verdad es en el esníritu como una dulce luz íntima, que se difunde gradualmente. Pero lentitud y aplazamiento no quiere decir inacción y apatía. Cada día hay que encaminarse hacia la justicia, a fin de que el mundo esté más cerca de ella- -llegada que sea la noche- -que lo estaba por la mañana. ¿Cómo presiento yo esta ruta? ¿Cómo hemos de cuidar los españoles de que la d i v i na luz de la Libertad no se nos apague otra vez en el camino? ¿Cómo hemos de evitar que toda esta agitación y este vocerío acabe en una solución derechista, reaccionaria, de dictador o con dictador, incipiente, reclamado o consentido por la fatiga y el asqueamiento de la opinión neutra? De ello hablaremos en el próximo artículo. SANTIAGO A L B A el todo o nada consabido. Plaga crónica en l a vida de las democracias, azote de los empeños transformadores, vieja maniobra de los sinceros o de los falsos puritanos, en todas las renovaciones y aun en todas las revoluciones. Thiers- -se dice- -hizo posible la República francesa de 1870. Sí, replico yo, con cualquier manual de Historia contemporánea a la vista. Pero la República la trajeron y la proclamaron, ño Thiers, ni los monárquicos, ni los imperialistas, sino los republicanos. Ellos fueron los que el 4 de septiembre famoso, bajo la exaltada y magnífica elocuencia de Gambetta, invadieron el hotel de Ville de ¡París, proclamaron la caída de! Imperio y constituyeron el Gobierno de la Defensa nacional. Thiers, en el Cuerpo legislativo, propuso cosa distinta, y fué con sus compañeros arrollado por la multitud republicana. Sirvió primero fuera del Gobierno, en las negociaciones con el alemán invasor, el interés exclusivo de la Francia: -Bastante más tarde, el 8 de febrero de 1871, se hizo la elección para l a Asamblea Nacional, aquella que los republicanos mismos, colocados en minoría poi Jos electores del campo, llamaron la A s a m blea de los rurales Thiers fué elegido presidente del Poder ejecutivo, con un Gobierno en el que figuraban tres republicanos moderados, dos orleanistas y tres realistas. Declaró jue no tenía otro- programa que pacificar, reorganizar, reconstituir el crédito, reanudar el trabajo L a Asamblea se negó a proclamar, desde luego, la República como forma definitiva, y dijo que reservaba la decisión que la Francia hubiera de tomar sobre la forma de Gobierno Thiers- -se puede leer en el Journal Officiel- prometió a todos los partidos no preparar ninguna solución a sus espaldas Este fué el llamado pacto de Burdeos. ¿A qué seguir en la rectificación de los equivocados recuerdos? Digamos únicamente que un solo voto de mayoría dio más tarde, el triunfo a una fórmula republicana de transacción, y ello gracias a la división de los partidarios del conde de Chambord (Casa de Borbón) y los del conde de París (Casa de Orleáns) Y no olvidemos que, antes, Thiers, el recordado y encomiado Thiers, hubo de hacer frente a la Ccmmune, retirarse a V e r salles, reorganizar el Ejército y reconquistar París, después de aquella represión implacable en que se contaron 17.000 muertos y cerca de 40.000 detenidos, 8.000 de los cuales fueron enviados a Nueva Caledonia. A l gunos de los que en nuestro país nos alientan a imitar a Thiers ¿habrían figurado entre los versalleses o entre los ¡commanarcls N o juguemos con la Historia y volvamos a la España del día. Con ella delante, y tomando en consideración sus realidades todas, yo he creiao ¡servir mejor, no mis pasiones, aun las más justificadas, sino mis ideales democráticos y el interés de m i país, adoptando la actitud que señala mi nota del 22 de junio, al salir del hotel Meurice. Comprendo, respeto y comparto las desconfianzas. Por ello. he hablado en aquélla, como antes de mi conferencia con el Rey, un lenguaje limpio de adobos y circunloquios cortesanos. H e señalado la necesidad de que l a Corona ofrezca garantías públicas a la nación, para afirmar y avalorar la realidad de su acomodamiento a actuar como tal símbolo de Poder moderador H e encomiado la necesidad y la urgencia de una consulta escrupulosa y sincera al sufragio popular H e defendido l a revisión constitucional que renueve para siempre el régimen de la Monarquía española, si a ésta es favorable el voto de las urnas. Y ¿qué es todo ello, sino la consagración clara, expresa, terminante, de l a soberanía del pueblo? V siendo así, y habiendo dé ser, en definitiva, los. españoles Jodos quienes decidan por su, voto, libremen- No he visto nada nuevo en orfebrería religiosa de España n i de ninguna parte que me haya hecho impresión tan fuerte. Hace dos años surgió la idea de hacerle a la V i r g e n del Silencio un paso de plata. E s tradicional el buen gusto de esta aristocrática Asociación, y bajo los auspicios piadosos, cofradieros y económicos de dos proceres sevillanos, D Luis y D Tomás Ibarra, que tienen en su familia una verdadera d i nastía de hombres generosos, se encargó a Cayetano González la obra. Cayetano es sobrino carnal de aquel gran D Aníbal, cuyo nombre es hoy la cumbre más alta del arte sevillano. L o que el arquitecto había hecho en el ladrillo de la iglesia de ios padres jesuítas y en la plaza de España, lo ha realizado el sobrino orfebre en los doscientos kilos de plata del palio, respiraderos y varales del Silencio. Aníbal había ennoblecido el tosco ladrillo, haciendo pasar por su fragilidad y dureza una brisa de ideas creadoras, porque la tierra cocida era en las manos de aquel genio arquitectónico una superación de la propia Naturaleza, que, siendo inerte y muerta en la materia del barro, se animaba con gracia y perfume de flor, con invitaciones de fruta madura, con triunfos humanos y exaltaciones angélicas, al soplo de la inspiración del maestro. C a yetano es lo mismo; sueña y hace; es romántico y realista; ama la Naturaleza, pero la embellece con las galas de una poesía muy íntima, muy silenciosa y muy sugestiva que le anda al sobrino de Aníbal Gunzález en el alma. Esta aparición increíble, casi milagrosa, del orfebre se ha realizado del modo siguiente: al principio, hace cuatro o cinco años, encargaban a Cayetano solamente los dibujos, y luego las respectivas Cofradías los llevaban a los plateros. Pero la sensibilidad exquisita de nuestro hombre sufría extraordinariamente con el mal trato que solían dar a sus diseños, y decidió por fin el artista trabajar personalmente la plata, empezando y concluyendo así el ciclo total de la obra de orfebrería. Montó un taller y creó cuidadosa y pacientemente una verdadera escuela de arte, de la que han salido todos los oficiales que actualmente trabajan con el maestro. E s pues, Cayetano González, no sólo el inspirado y magistral dibujante que da la idea matriz e inicial, sino el artífice que trabaja sobre la plata y el creador del instrumento de una mano de obra perfectamente compenetrada con los gustos y la manera especial del artista. De Cayetano son los magníficos, regios varales de San Juan de la Palma, que constituyen una joya de riquísimo repujado, y que mostraron orgullosos los simpáticos hermanos de dicha Cofradía en la Semana Santa de 1929. A h o r a el triunfo ha sido total y definitivo con esta valentía del paso de la Virgen. E l palio lo constituyen dieciséis momentos sobresalientes en la vida de la Madre de Jesús, asuntos inspirados técnicamente en el arte de los venecianos, con toda la gama de riquísimas bellezas bizantinas puestas al servicio del culto cristiano, con su plata, sus esculturas, sus dorados y sus piedras... E n el centro y frente del palio va trilobulada la Concepción de la Virgen, y en el correspondiente de atrás, el misterio de la Asunción. N o puede hacerse nada más perfecto, más sincero n i más artístico. Son repujados y cincelerias que dan ia emoción pictórica perfecta. E l decorado de estos dieciséis prodigios de plata mate y oro viejo, así como las liquísimas molduras, las jarras y las borlas, sen una manifestación triunfal del arte andaluz, porque en esta obra genial andan en perfecto maridaje Sevilla y París, 30 de junio de 1930. (Prohibida la reproducción. Podríamos suscribir en líneas generales una parte del artículo que antecede. No así en su totalidad. Al dar noticia de haber solicitado y obtenido de ilustres políticos que honraran nuestras páginas con sus firmas, ya advertimos a nuestros lectores la probabilidad de nuestra discrepancia con aquéllos. Mañana comentaremos con mayor amplitud el interesantísimo artículo de D. Santiago Alba y señalaremos, procurando razonar nuestro criterio, aquellos puntos con los que no podemos estar conformes. CUMBRES ARTÍSTICAS D e intento he querido alejarme un poco de la Semana Santa de Sevilla para hacer destacar por su, propio valer ia obra de Cayetano González, sin que le sirva de apoyo el prestigio mundial de las Cofradías sevillanas. Lie querido hacer con el paso de la V i r g e n de la Cofradía del Silencio lo que piden los aficionados taurinos con el ídolo de. la arena: Que lo dejen s o l q s

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