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ABC SEVILLA 12-07-1930 página 4
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ABC SEVILLA 12-07-1930 página 4

  • EdiciónABC, SEVILLA
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GRANADA. E N E L CIRCULO MERCANTIL E INDUSTRIAL HOMENAJE TRIBUTADO POR LA CIUDAD AL DIRECTOR GENERAL D E AGRICULTURA. (FOTO TORRE? MOLINA) o cual muchaaho díscolo o a tal cual fracasado intoxicado de bilis. N o en un país como España, en que el bienestar es bastante aceptable, y en el que no hay ningún feroz tirano que oprima y cohiba, es probable que una revolución tuviese todos los inconvenientes, sin ninguna de las ventajas. Sacar a relucir a cada momento a R u sia y su revolución, es un tópico manido e impropio como término de comparación. Porque, hablando cínicamente, hay un elemento imprescindible para una revolución: el hambre. Afortunadamente, en España no hay hambre, y el bienestar medio es superior al de casi todos los países de E u ropa, salvo Inglaterra. Y no se me acuse de pedestre, torpe y vulgarísimo, ni se me salga con el estribillo de que no sólo de pan vive el hombre; ya lo s é pero también sé que bien alimentado le es m á s fácil afrontar problemas y saber adonde y cómo va. E l general Primo de Rivera fué valiente, patriota, abnegado si se quiere; pero su actuación constituyó una equivocación formidable. P r o m o v i ó pasiones, agitó fuerzas escondidas, definió obscuras corrientes hasta su advenimiento indefinidas; es decir, realizó la labor de un médico que antes de poseer un diagnóstico claro, y, por lo tanto, de saber la medicación indicada para combatir el mal, probase violentos remedios que actuasen como revulsivos, irritando los males, sin llegar a sanar ninguno. Desde su fracaso absoluto, l a idea republicana yacía olvidada, adormecida. Había, claro es, como en el mundo entero, en los presentes momentos de inquietud, brotes rebeldes- -socialismo, sindicalismo, comunismo- como en la republicana Francia, en las disciplinada Alemania, en la conservadora Inglaterra: pero eran sacudidas violentas sin raíces ni derivaciones, mientras que después de seis años de absurda opresión, los problemas tomaron una salida pe- ligrosa, dando lugar a las estridencias i n- útiles. Y justamente, la labor difícil, ingrata, obscura, del general Berenguer y de los hombres de buena voluntad que le rodean, es paliar, aquietar, calmar, ir quitando al enfermo las cantáridas y hacerle recobrar la quietud y la calma precisas para su curación. E n la crisis política y aun social por que atravesamos, los hombres de España, nuestros prohombres, se agitan. y tratan de definir su actitud. Hablan, discursean, escriben, y algo, no todo, ni siquiera mucho, se va deduciendo; veamos lo que representan cuando... no se agitan en el vacío. Los hombres Sánchez Guerra Con un respeto, un cariño y una veneración de toda l a vida, ya que adolescente v i siempre en m i casa entusiasmo y fe por él, no sería juez si esto fuera juzgar; pero sí puedo ser observador que analiza. Valiente, honrado, inteligente, ecuánime y ponderado, supo ser, ante las arbitrariedades del dictador, de los pocos que con h o m b r í a resistió, anteponiendo sus ideales a sus conveniencias. Y téngase en cuenta que sus medios de fortuna eran modestísimos, y sus años, bastantes. S i n embargo, antepuso lo que creyó su deber, defendiéndolo, no con intrigas clandestinas ni con hábiles politiquerías, sino cara a cara, frente a frente, dando el pecho como los valientes. Sánchez Guerra constituyó, a la causa de la Dictadura, una posibilidad, mucho m á s declarándose como se había declarado monárquico constitucional y parlamentario es decir, decidido a realizar su programa sin el paso, primero, por el sombrío pasadizo de l a revolución. Y en este a f á n con que muchos, muchísimos, han puesto sus esperanzas en el ex p r i- sionero del Canalejas, ha habido un desengaño. E l famoso discurso del ex presidente, ex jefe del partido conservador (los conservadores cometieron la torpeza de admitir su renuncia y elegir al conde de Bugallal, hombre inteligente y honrado, pero más hábil que ampliamente abarcador) adoleció de un v i c i o pecó por exceso y por defecto; exceso de literatura, defecto en la enunciación de un programa. Y o no estoy aquí para la defensa de la Monarquía (que, sinceramente, no creo necesite defensas, la mayoría de las veces contraproducentes) pero el discurso de Sánchez Guerra tiene a mi ver demasiada literatura. E s un gesto (cuya justicia no soy el llamado a apreciar) melancólico, fatigado, desengañado, un ademán de adiós y de renunciamiento. Pero he aquí que Sánchez Guerra r. o tiene derecho ni a irse ni a renunciar. N o está E s p a ñ a tan sobrada de hombres, para que uno de ellos, que constituye uno de los m á s altos valores europeos, se esfume con un cansado gesto de escepticismo. Don J osé Sánchez Guerra tiene el deber de actuar, mucho m á s que, declarándose monárquico constitucional y parlamentario, no exigen sus iniciativas el paso por el caos de la revolución. Hombre de raro talento, gobernante muchos años, sabe qué sacrificios pueden pedirse y cuáles hacerse, y sabe la manera de armonizarlo todo. D o n Francisco C a m b ó E s indudable que. pese a lo delicado de su salud (y afortunadamente parece que ésta mejora mucho) es D Francisco Cambó uno de los futuros gobernantes de España. No es ni un figurón ni uno de esos personajes que en la política a l a antigua estaban para dar la sensación de armonía, sino un hombre público que en la política moderna tiene qu advenir para la resolución de un problema. A muchos y muy importantes problemas españoles puede Cambó aportar su ciencia de gobernar, su conocimiento de los asuntos

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