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ABC SEVILLA 12-07-1930 página 38
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ABC SEVILLA 12-07-1930 página 38

  • EdiciónABC, SEVILLA
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NO DEJE USTED DE LEER TODOS LOS DOMINGOS QUE ES U N P O R T F O L I O por la diversidad de sus fotografías. U N L I B R O por la abundancia de su texto. U N M U S E O por la belleza de sus planas artísticas; y U N R E G A L O por la baratura de su precio. UNA PESETA E L EJEMPLAR EN TODA ESPAÑA ¡Se- E. RODRIGUEZ- SOLIS LOS GUERRILLEROS D E 1808 239 D o n J u a n T a p i a unas veces apoyado en las montañas de L e ó n otras corriéndose a B u r g o s otras penetrando en l a p r o v i n c i a de V a l l a d o l i d batiéndose sólo con sus g u e r r i l l e r o s o combinando sus hazañas c o n otras partidas, tenía en jaque a los imperiales, c ¡ue le buscaban con grande afán, s i n que j a m á s pudieran l l e g a r a sorprenderle, como iremos viendo e n el transcurso de nuestra obra. E n l a v i l l a de L e r m a y en el año de 1784, había tiácido e l j o v e n Julián de P a b l o s y O r t e g a que est a b a destinado p o r l a P r o v i d e n c i a p a r a dar a su ¡querida P a t r i a muchos días de g l o r i a S u s padres, honrados labradores de L e r m a d e d i c á r o n l e a las faenas a g r í c o l a s y en ellas habría t a l v e z v i v i d o y muerto s i n l a g u e r r a de l a Independent í a que, l a n z a n d o del uno a l otro confín de l a P e n ínsula e l santo g r i t o de Venganza y guerra, le obligó a abandonar el campo p o r l a batalla, l a esteva p o r e l sable, l a v i d a t r a n q u i l a de L e r m a por l a a g i t a d a e x i s t e n c i a del g u e r r i l l e r o V a g a b a n p o r los campos de B u r g o s las partidas Hel Empecinado y de M e r i n o y todos los jóvenes Soñaban en su a r d i m i e n t o con ser unos héroes, iguales o mayores que los dos citados. Julián oía diariamente que el h i j o de F u l a n o los Sobrinos de Z u t a n o sus compañeros y amigos, se m a r c h a b a n del pueblo p a r a i r a engrosar las guer r i l l a s P r o f u n d a pena le causaba el no i r con ellos. ¡Mas ¿c ó m o abandonar a sus padres? P e r o ¿acaso -se decía algunas v e c e s- -l a P a t r i a no es también n a madre y necesita del a u x i l i o de sus h i j o s al Verse esclava de los franceses? Indeciso se hallaba ímestro j o v e n cuando l a casualidad, ese factor tan i m p o r t a n t e en l a v i d a del hombre, se encargó de r e s o l v e r el conflicto. 1 dignado por l a altanería y rudeza de formas que usaba el a l c a l d e agrióse l a cuestión; intentó el alcalde conducir a! j o v e n a la cárcel, poniéndole l a mano e n c i m a pero Julián, a quien l a sangre hervía, arremetió contra él, y, ciego por l a i r a golpeó al alcalde con l a guitarra. que llevaba, y que e n vez de instrumento de alegres canciones se convirtió en sus manos en u n a r m a terrible, ten i e n d o que abandonar el pueblo sin poder a b r a z a r a sus queridos padres. H e aquí cómo el l a b r a d o r se convirtió en soldado y llegó a los más altos grados de l a m i l i c i a H u y e n d o Julián, se había encaminado a R o a esperando h a l l a r las partidas del Empecinado y de Merino, sobre todo de M e r i n o del que tanto habíaoído hablar a su p a d r e pero recorrió l a v i l l a l a c r u z ó en todas direcciones, paseó sus calles, v lejos de encontrar quien le diese razón de los g u e r r i l l e r o s cosa nada extraña si se atiende a que Julián e r a forastero, y lo mismo podía ser u n amigo que u n enemigo, l o q u e encontró fué a- R o a llena de f r a n ceses de Infantería y de Caballería. Salióse desesperado y emprendió su camino a ¡a ventura. C o r t a era l a distancia que llevaba r e c o r r i d a c u a n do sintió a su espalda el galopar de u n c a b a l l o v o l v i ó l a cabeza, y observó que le seguía u n c o r a cero francés. E r a que las vueltas y revueltas de ¡Julián p o r R o a le habían hechc. sospechoso a Iosimperiales, y el jefe que mandaba las fuerzas n a poleónicas había decidido apoderarse de él por si e r a u n espía. Julián miró en t o r n o suyo y no encontró alma v i v i e n t e que pudiera prestarle a y u d a no llevaba a r snas, y a todo evento se a r m ó de unas piedras y aceleró el paso. A v a n z ó el coracero, y a g r i t o s le intimó l a r e n dición. -ISÍo se h i z o esperar l a respuesta de Julián, que consistió en u n a piedra, tan hábilmente d i r i g i d a a l r o s t r o del cora ero, que l a f u e r z a del dolor le h i z o caer del caballo bañado en sangre y perdido el c o n o c i m i e n t o ¿Q u é más podía desear el j o v e n? E n j i n instante se apoderó del sable del coracero, que U n a h e r m o s a noche de j u n i o quisieron los mozos Üel pueblo de L e r m a sal- ir de ronda, s i n cuidarse tíe obtener el permiso del A y u n t a m i e n t o E l alcalde, celoso defensor del p r i n c i p i o de a u t o r i d a d marchó al encuentro de les rondadores f. í e s intimó que se r e t i r a r a n Desobedeció Julián, i n-

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