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ABC SEVILLA 31-08-1930 página 5
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ABC SEVILLA 31-08-1930 página 5

  • EdiciónABC, SEVILLA
  • Página5
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dores de esperanza y de fe. T a m b i é n se proyecta sobre su calvario la dulce sombra de unas mujeres piadosas; su M a r í a de M á n d a l a es a q u e l l a M a g dalena cuya voz suave y t í mida oye un día y otro a t r a v é s del endeble mitro que en la p r i sión de Milán separa su calabozo de l a sala donde es tán detenidas las pecadoras. Silvio Pellico se ha enamorador de aquella voz, y hay un momento en que siente l a necesidad de que las palab r a s de M a g d a l e n a sean para él solo y quiere pronunciar su nombre, pero el nombre se le quiebra en los labios... Cosa ext r a ñ a- -d i c e al relatar este intento- E l corazón me latía como a un joven de quince a ñ o s enamorado, y yo tenía treinta y uno... La aventura con M a g dalena es esto s ó l o u n a v o z dulce que arrulla el corazón y llega desde unos labios nunca vistos y que no se han de ver jamás. 1 m o s el p u e b l o de ü r ü m tantas veces c o n t e m p l a d o por el prisionero desde la a l ta m o n t a ñ a donde se as ienta su. encierro m á s l e j o s en cresterías ondulantes y azuladas, se extiende la cadena de los Alpes, que oculta a. nuestras m i r a d a s los campos de Austerlitz. Pero hay m á s emoción que en tales recuerdos en el que se encierra en. ese rincón del p a r q u e imperial del Schombrun. P o r aquella larga avenida de castaños vendría el viejo Francisco 1. con p a s o t a r d o y ceño adusto, y sus pies har í a n crujir agriamente las primeras hojas amarillas. Acaso v i niera inquieto por los vientos de fronda que soplaban en Francia y amenazaban cruzar los estrechos desfiladeros de l a Saboya para llegar a Italia arrasando los bosques de bay o n e t a s a u st nacas. S i l v i o Pellico lo ve cruzar ante sus ojos, oculto tras un verde paredón de bojes; y sus ojos, apagados pollas tinieblas del calabozo, ya no brillan al paso del hombre que oprime la Italia y destrozó los mejores años de s u vida con un resp l a n d o r de incendio como este que finge el sol poniente al quebrar sus rayos últimos en los cristales del palacio. Su M a r t a se llama Z a n z é y es hija de un carcelero de los P l o mos. C o m o es una flor en capullo, S i l v i o no teme embriagarse con su perfume al sentir cerca de sus labios la corola entre CUAND 0- S I I V I O P E L U C O DESCIENDE J R L A ESCALERA. D E L O S G I G A N T E S IT ACIA abierta; sería b e l l a L A P L A C E T A D O N D E H A DE. ESCUCHAR S U S E N T E N C I A DE MUERTE, RECUERDA LA sin aquella palidez de ENSANGRENTADA FIGURA D E L W X M A R I N O FALIKRO, D E C A P I T A D O E N A Q U E L su rostro, pero sobre MISMO SITIO todo es humilde, tier. MARIANO TOMAS na y sensitiva. M e q u e r í a- -d i c e- -p o r q u e había leído mi Fraileasen y el liufemio, y había llorado con sus desventuras, pero m á s aún porque lloraba por las mías, pues estaba preso sin haber VAítiüdo ni robado a nadie. T a m b i é n a su paso por los caminos de A u s t r i a cuando marcha entre esbirros y sayones hacia ta carecre dura y eí destierro, encuentra ¡as buenas mujeres que, como las de j e r u s a é n lloran por su cansa. V son mujeres que hablan el mismo idioma que los opresores de su P a t r i a pero ahora, al mirarlo pasar eulre soldados, pobre y enfermo, no piensan en que acaso aquel hombre, sea llamado enemigo por sus hermanos y sos padres, y sólo ven que es desgraciado, y lloran por é l asi, esta muchachito rubia qne lo sigue a t r a v é s de las calles tortuosas de un pueblecillo de. la Stiria. Cuando el coche se detiene unos momentos ella agita sus manos sobre la cabeza para que la vea el prisionero y sepa qne hay alguien que sufre porque es infeliz; cuando se ale- ja, la niña Hora apoyada en el hombro de un j o v e n Cuan grato me hubiera sitio saber tu nombre dice el poeta; pero nunca ío supo. Yo he visitado la fortaleza del Spielberg, en la Morav ¡a. Desde Viena, el camino es breve; pero ya ésta que fué prisión de E s tado en los tiempos del imperio no pertenece a A u s t r i a sino a Checoeslovaquia. A ú n nos enseña el guía el calabozo de Silvio P e llico, y, acodados en el pretil de piedra que H A I L D E! CASTILLO- FORTALEZA DE snKLtíERG, D O N D E ESTUVO PRESO b o r d e a la explanada, frente al castillo, yeSILVIO PELLICO 7

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