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ABC SEVILLA 11-09-1930 página 3
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ABC SEVILLA 11-09-1930 página 3

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MADRID- SEVILLA 11 D E S E P B R E D E 1930. NUMERO 10 CTS. SUELTO REDACCIÓN: P R A D O D E S A N S E B A S T I A N S U S C R I P C I O N E S Y A N U N C I O S MUÑOZ O L I V E CERCANA A TETUAN, SEVILLA usted de Alíqpso Reyes? U n a o dos noticias truncadas, siempre poca cosa para el cariño grande que le tenemos y que le cuidamos. Así se titula el libro de Francos RodríSabíamos, desde otros lados que Buenos guez, a l cual pertenece el siguiente próAires le comía su tiempo y que la juventud logo: vanguardista de allá, con. la cual publicaba Libra, vivía ahora en el disfrute de la lonja EJ gacetillero nuestra: su intimidad preciosa y su disimulaAlentado por la cordial acogida que l o do y agudo magisterio. Algunos teníamos ya graron páginas anteriores, ofreizco ahora las nuestro miedecito de que Buenos Aires lo notas correspondientes al año 1898, el de la matara a agasajos, según la frase de Martí, derrota, el del desastre, pero también el i n i como mató con efusiones espirituales y de ciador del cambio importante, el fecundo mesa a Amado Ñervo. para España. Vaticinábamos en aquellos moMucho tiempo hacía que la América no mentos desventuras definitivas para nuestro tomaba contacto con Reyes, a causa de sus país, olvidando cuánto vale, importa y reestadas de quince años en Madrid y París, y no le explotaba para los jóvenes la mina presenta el impulso legendario, el bagaje rede ópalos de Qúeretaro de su conversación. unido por la Historia para continuar el relaAlgunos diplomáticos nuestros, de los ha. to glorioso de nuestras andanzas magnícendados u ovejeros, no se han dado cuenta ficas. de que, detrás del perfecto ministro de MéEntonces se pronosticó nuestra desaparijico en París, había un maestro literario ción, desmentida después con hechos que decomo no lo ha tenido la América ni siquiemostraron y persisten en probar cómo la Recordando el año del desastre vemos des- ra con Rodó; los que no sabíamos bien raza que supo y pudo de ir para su bien esta verdad deseábamos, secretamente que la un hermoso continente no se borra del ca- filar imágenes que merecen admiración, mul- rueda. de la Embajada girase un día hacia tálogo de las naciones por gusto, deseo, ye- titudes acreedoras de examen detenido y, so- nuestros pueblos para bien de aquellas j u bre todo, casos representativos del carácter rros o ignorancias de elementos extraños. genuino del pueblo hispano: sufrido, heroico, ventudes. L a s referencias de cuanto acaeció en tal dispuesto siempre al sacrificio. L a guerra E l deseo secreto, no confesado a nosotros fecha me parecen dignas de examen. Por contra los Estados Unidos tuvo condición mismos, movió un día la rueda que los teóeso reúno las crónicas publicadas en A B C, excepcional, y su ejemplo perdura en los sofos, llaman de la causalidad y que yo corregidas y ampliadas, prosiguiendo así ta- anales de nuestra Patria, no para servir ren- nombro sin esa prosopopeya, y nos llevaron rea periodística, compuesta con relatos, no- cores extinguidos posteriormente en hora a nuestro Alfonso Reyes, que, con lágri- ticias, detalles y pormenores para formar feliz, sino para retratar con absoluta fideli- mas bien apuntadas en los ojos cariñosos, se Y algo semejante a libro, en el cual constan dad el temple generoso de nuestra raza. L e- despidió de nosotro s. Bien castigados en nuestra generosidad los recuerdos de escenas y figuras barridas del yendo nombres, reproduciendo con la memundo, pero permanentes en algunas memo- moria cuadros borrados por la realidad, se que quedamos, porque en este curioso munrias, donde, sin duda, producen melancolías cumple misión de enseñanza. A s i quedó ma- do también se castigan las generosidades. Entonces, al quedarnos Sin él, hacíamos esos provechosas. nifiesta nuestra pujanza, a pesar de pasaje- balances de Juicio F i n a l que se traen los E n el año 1898, cuando estábamos próxi- ras impresiones que el tiempo disipó. adioses. mos al fin del siglo x i x tuvimos múltiples U n a vez más me consagro a los recuerdos Construyendo Víctor Andrés Belaúnde y trascendentales emociones. E l gacetillero sin caer en el error de preferir cualquier conmigo cierto día un peregrino rnapa de procura copiarlas sirviéndose de apuntes que tiempo pasado al presente. Dije, y repito, las conversaciones egregias, ambos, envisacudieron su alma con verdadera intensi que la juventud es motor el más poderoso, ciados en el mismo panal, llegábamos a la dad, por lo cual tuve l a ilusión de impreel de mayor fuerza del mundo, y no por de Reyes. L a conversación es una danza sionar gratamente a los lectores. V a n transveleidades, ni menos incurriendo en falta de- -dice Belaúnde- y tiene todos los tiempos curridos treinta y tantos años de vida y aún justicia, me atraen evocaciones del ayer. de la danza y sus mismas virtudes de elecreo percibir espectáculos trastornadores de Después de todo, encontramos en ellas con- gancia, de cordialidad hecha signo visible, mi juventud; después de todo, encontrándosuelo; las ilusiones nos abandonan y pro- sus sugestiones astronómicas y sus finas senme viejo y maltrecho, todavía siento la fecuramos substituirlas reproduciendo cuadros sualidades. liz compañía del optimismo, amigo indispenL a conversación de Alfonso Reyes- -añay caracteres substituidos por el cambio de sable para recorrer la senda del v i v i r tedía Belaúnde- -ya és u n l u j o eñ el género, tiempo. rrenal. la pieza maestra de m i colección. L o actual es mejor que lo pasado y se Cierto; y los que hicimos de ese corde ¡Figuras excelsas que pude contemplar; reemplazará con otro de superior condición; ro pascual comida cotidiana durante un año cuadros que antaño hirieron mi retina: esasí ocurre que en el término de cada vicia, conservamos de lo recibido sin mérito y de tremecimientos provocadores de impresiones breve según le aprecia el deseo, registramos lo disfrutado sin atajo el mismo sentimienpretéritas, os repaso con afán por cuanto tepositivas ventajas, aun diciendo cosas dife- to de Aladino cuando dejó la cueva de. los néis de enseñanza, y en cierto modo produrentes empujados por impresiones distintas portentos: ¿P o r qué me salí? y él mismo cís deleite? ¡Volver los ojos a sendas un y deshechas en cuanto las iluminan los he- tocarse los bolsillos llenos. Sólo que el tesotiempo recorridas produce complacencia, chos. Refiriendo a mi modo los pretéritos, ro de Reyes conserva ya sacado al sol. la rectifica pareceres equivocados y. cambia, en compuse estas crónicas. P a r a ellas pido aten- discreción de lo precioso soterrado. Nada buen sentido, apreciaciones antes improcebrilla- mucho y las esmeraldas del tamaño ción benévola. dentes! E s fe de las erratas cometidas dudel membrillo no hacen gritar, porque é! es rante el viaje de l a existencia. tapa el bulto mañosamente. (Reúno en estas páginas resumidoras de M O N T E R R E Y C O- Alguna vez yo lo llamaba un maestro los sucesos de iSgS los culminantes que exde dificultades y de austeros repechos en traigo de apuntes, redactados cuando aún R R E O L I T E R A R I O D E oposición- -que él no busca- -con los maessentía yo en el alma juventud y acometivialcanzar. E l ALFONSO R E Y E S tros fáciles de seguir y de nuestra genteendad; los años no pasan en balde y advierto seña lo que más cuesta a el en mi espíritu modificaciones esenciales para Tres años de ausencia le cuentan a A l- amueblamiento cuidadoso del alma antes de mi sosiego, la paz anunciadora del reposo de. fonso Reyes sus amigos de París, los fran- que se abra el salón a los forasteros, que es finitivo. Recuerdo lo de ayer sin pasión ni ceses y los suramericanos, y estos años, cla- unatentación que a todos nos pierde: la disprejuicios, y las vanidades apenas me pertur- veteados muy de tarde en tarde por una es- ciplina de los. años y de los años, el estuban, reconociendo que todos, cuáles más, quela de esas suyas, angostas de papel y diantado antes y después de las canas: la cuáles me- ios, incurrimos en injusticias hos- esenciales de sentido como su vainilla me- elección, de un rombo de pulgadas en vez tigados por intereses, conveniencias o erro- jicana. A l encontrarnos en París sus ami- de la adopción del kilómetro, en. da que caeS 8 cojaétidos; dg; buena fe. gos, siempre la preguntaj ¿Q u é ha sabido mos loa mbicj jsj ic tí g nuestra mn los ABC Considero que los españoles en las postrimerías del siglo x i x experimentamos transformación efectiva, no realizada de i m proviso, pero sí con positivas y beneficiosas consecuencias. Basta recorrer rápidamente el cuento de lo acaecido cuando perdimos las colonias de América y de Gceama para convencernos de la transformación operada en nuestro carácter nacional. Ejercíamos dominio en territorios americanos y del E x t r e mo Oriente, y nuestra voz no se escuchaba en parte alguna. A nuestro país no concurrían elementos extranjeros; nuestro crédito, nuestra significación, nuestro valer, no pesaban para influir en el mundo. V a r i a r o n las circunstancias y hoy se reconoce nuestra importancia. Alguna insensatez nos hiere, y hay cronista que, falto de ingenio o afanoso de ganancias ilícitas, acude a invenciones torpes, desfachatadas o mentirosas para desacreditarnos; pero cuanto realmente representa Opinión, respetabilidad y digna fama, se rinde ante el nombre español. DIARIO ILUSTRADO. AÑO V 1 GE- S 1 MOSEXTO N. 8.646 EL A Ñ O D E L A D E RROTA 1 1 r

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