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ABC SEVILLA 28-11-1931 página 18
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ABC SEVILLA 28-11-1931 página 18

  • EdiciónABC, SEVILLA
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ABC. SÁBADO 28 D E N O V I E M B R E D E 1931. EDICIÓN D E ANDALUCÍA. P A G 22 E l P R E S I D E N T E dice que quedan sobre la mesa pocas enmiendas; pero de importancia singular, como la referente al voto femenino. P o r ésto estima que no conviene comenzar su discusión al final de la semana parlamentaria. Susupendé, pues, l a discusión, y levanta la sesión a. las ocho y media. E l Sr. T E R R E R O propone un artículo adicional, proponiendo que se haga constar que la bandera de la República es amarilla, roja y morada. Defiende una propuesta, basado en lo que respecto del mismo tema consignan otras Constituciones europeas. E l Sr. V I L L A N U E V A dice que la Comisión no se opone a aceptar l a propuesta, pero entendiendo que debería figurar en el título preliminar. E l Sr. G O M A R I Z interviene y se aprueba la propuesta. Naturalmente, como es lógico, tratándose de unas Cortes de tan delicada sensibilidad, esta acusación produjo un gran revuelo. P o r un instante se pensó en la conveniencia de declarar secreta la sesión para solventar el grave incidente. Algunos diputados, poseedores de chaquets, habían palidecido y apenas se atrevían a murmurar, que se les debía haber advertido antes y qus no sabían que un chaquet fuese monárquico, pero que enviarían los suyos aquella misma noche a la Dirección general de Seguridad. E l Sr. Alcalá Zamora comenzó a preparar un discurso acerca del uso del chaquet én la republicana Francia, en la rePero, ¿qué quieren ustedes que diga? Disposición transitoria publicana Alemania, en el republicano P o r ¿En qué tono he de escribir? M e gustaría Dice así el dictamen: tugal y, sobre todo, en Checoeslovaquia, que verles a ustedes dentro de mi pellejo. A c a L a actual Asamblea constituyente es él patrón preferido especialmente por ban de imponer una suspensión de tres días elegirá en votación secreta e l p r i m e r nuestras Cortes. al A B C por haber comentado adversap r e s i d e n t e de l a R e p ú b l i c a P a r a s u mente las Cortes, y no es este el mejor moPero no hubo tiempo para nada de esto, mento para reclamarme ecuanimidad. S i en proclamación deberá obtener mayoría porque la ira de chaqueteas y antichaquela sesión ocurre algo que me parece merea b s o l u t a de v o t o s de l o s d i p u t a d o s e n tistas se encendió hasta un punto que todo cedor de censura ¿me atreveré a formufué confusión én la Cámara, y en varios ejercicio d e l cargo. grupos ciertos señores diputados exterioriS i n i n g u n o de l o s c a n d i d a t o s o b t u- larla? S i las Cortes son incoméntables, como eran antes los actos del Rey, ¿por qué se zaban con sus ademanes y sus gritos, el anv i e s e l a m a y o r í a a b s o l u t a de v o t o s se obstina aún el director de este periódico én sia de sostener algunos asaltos con otros no p r o c e d e r á a u n a n u e v a v o t a c i ó n y que yo continúe trazando estas glosas? menos ilustres colegas. Varios radicales será p r o c l a m a d o e l que r e ú n a e l m a y o r avanzaron en traza guerrera contra los amiN o yo respeto la ley; yo no quiero entorn ú m e r o de s u f r a g i o s gos de Albornoz; diversos amigos de A l pecer la marcha de la República interponienbornoz iniciaron un movimiento contra los Oueda aprobado. do un renglón en su camino, como esos i n radicales, y, mientras tanto, los socialistas, E l Sr. J U A P R O S propone un artículo sensatos que cruzan una traviesa sobre los vociferaban en nksa, con la constancia y el adicional que exija que por medio de una carriles del tren. S i no se debe escribir ni plausible empeño de un orfeón que aspira ley o varias leyes especiales la República una. palabra que no yaya rezumando admia triunfar en un concurso. legisle en defensa, de la salud pública y de ración y entusiasmo hacia esos cuatrocienla educación física, educación sexual, etc. A l fin, los lerrouxistas abandonaron el tos hombres de a mil pesetas mensuales cada E l autor dice que estas cuestiones han salón. uno, yo rio la escribiré. Pero quiero prevesido tomadas siempre con la misma indifenir a mis lectores, porque la alabanza conY allí se quedó el Sr. Díaz Alonso, justirencia con que la Cámara acoge su discurtinua acaso preste a mis crónicas en lo suceficando su chaquet. Sobrevinieron explicaso. (Risas. Entiende que el problema de sivo una monotonía, cuya responsabilidad, ciones y el viejo republicano las aceptó, y la educación física es uno de los más i m aun contó a la Cámara que, aparte aquéllo, naturalmente, declino. L o alabaré todo con portantes de España, aunque no le interese su interruptor era amigo suyo y días atrás el máximo respeto. Y bendigo a la casualia la Comisión. le había barbilleado en los pasillos. Empleo dad por depararme, al reanudar estas notas, Trata de temas sexuales y habla de teesa palabra, que no és una invención mía: un brillante motivo de encomio. barbilleado. Lancemos aquí otro tubo de comas modernos en relación con la educación E n lá sesión nocturna de anteayer se dishetes en honor dé estos insignes señores, que en este aspecto. cutió uno de los temas de mayor importanno sólo enriquecen nuestra; legislación, sino tlabla de l a incultura que en materia cia que pueden retener la atención de una también nuestro idioma, con palabras que de higiene provoca casos como el de esos Cámara. Hablaba el Sr. Díaz Alanso, un antes nadie pudo oír más que en una reunión matrimonios, que, después de tener doce o señor viéjecito, de blancos cabellos, bien de dos personas muy íntimas. catorce hijos, logran salvar l a vida de uno peinados, pulcramente vestido de negro. solo, no consiguiendo sino la extenuación Y permítame usted, señor director; permíCombatía el proyecto de creación de la D i de la mujer, sin fruto para la sociedad, n i tanme ustedes, queridos lectores, que entone rección general de Ganadería, ideada por para el hogar. una alabanza en honor de ún Congreso de él Sr. Gordón Ordax, veterinario, amigo de Cita otros ejemplos y se queja de que la tan exquisita receptividad, de espíritu tan Albornoz, que ocupa la subsecretaría de F o vibrante, que ante la idea de que un señor Cámara acoja sus palabras como un estreno mento. N o resisto a la tentación- -demasiado pueda poseer un chaquet se irrita, se encresde Martín. fuerte- -de soltar ya en este punto los pripa, se acomete y llega a eso tan grave que E l Sr. P E N A L V A Tiene razón su señomeros cohetes de mis alabanzas. Después és el abandono de los escaños por una minoría, pero no es materia Constitucional. de haber fracasado tantos ingenieros y tanría como la radical. Tan grave, que sólo U N A V O Z L o propio de una conferencia. tos abofados en ese puesto que parece exihay en estas Cortes un precedente: el de los E l Sr. J U A R R O S defiende su criterio y g i r condiciones técnicas especiales, la idea vascohavarros y los agrarios, que se fueron dice que sus doctirnas están por encima de de llevar a él un veterinario puede parecer por creer agraviados sus sentimientos relila política. incongruente a muchas personas que desean giosos. L a divinidad y las prendas de vesE l Sr. J I M É N E Z A S U A E s a es preci- sin duda ser confinadas, pero a mí se mé tir, equiparadas. M e atrevo a creer, señor samente la razón; que están por encima de antoja un hallazgo, y no es por humildad director, mientras no se me demuestre lo la política y no necesitan de la superlegani por adulación, sino muy sinceramente por contrario, que ésto no ha ocurrido nunca ni lidad de l a Constitución. lo que afirmo en público que a mí no se me en Checoeslovaquia. E l Sr. J U A R R O S se siente herido por la hubiese- ocurrido nunca. E n fin, la sesión de ayer fué también emofalta de comprensión de l a Cámara, y dice Bien. Pues hablaba el Sr. Díaz Alonso, cionante y magnífica. Su respetable tono que se han llevado a l a Constitución temas cuando un diputado radical- socialista, que gris se encendió en los más vivos colores de níenos interés general. es o ha sido secretario dé Albornoz, intecuando el Sr. Ferréro, asiéndose al último E l Sr. J I M É N E Z A S U A justifica la no rrumpió con esta frase de aguda trascen- cabo que aún quedaba de la Constitución, admisión de la propuesta del doctor Juadencia política: patrióticamente ansioso de que su nombre n e s y da a éste amplias explicaciones. Cita- ¡P a r a decir todo eso no valía la pena quedase incorporado a aquella obra ingente, como ejemplo el caso de la pena de muerte de venir de chaquet! lanzó una lluvia de proposiciones igualmeny el del indulto general, que han quedado te importantes. L a primera, pidiendo que E l Sr. Díaz Alonso quedó un momento fuera de la Constitución, así como Otros teconstasen los colores de la bandera repugrogy. ¿D e chaquet? ¿El de chaquet... lemas. Dice que nadie se ha opuesto a sus blicana. L a segunda, para que se especifivantó a puñados el halda de la prenda que doctrinas, sino que se ha considerado que case bien claramente que la Constitución cubría su tronco y la expuso a la considedeben formar parte de otras leyes. N i los del 76 quedaba derogada, no fuésemos a. ración de los señores diputados. Muchos la ingenieros han traído aquí sus presentes, ni encontrarnos con dos Constituciones, y l a tocaron, algunos l a olieron inteligentemenlos legalistas una abolición dé cadenas pertercera, para que ésta entre en vigor en te y todos la, miraron. Los más expertos d i petuas y definición de nuevos delitos; ésto es cuanto se publique en la Gaceta, n i un año jeron en voz baja a sus amigos que, o aquelo que ocurre. antes- -como quisiéramos muchos- n i un llo era una americana o ellos no entendían quinquenio después, como pedirían algunos. E l doctor J U A R R O S insiste en que el nada del asunto. E l alboroto era enorme. ansia popular de la mejora de l a salud púPero el mismo señor que lo había provocaM i s aplausos más entusiastas. Y una reblica debió ser llevada a la Constitución, do se levantó para decir que, aunque se verencia respetuosa y un cordial pellizquito y además se trata, añade, de un problema admitiese que lo que vestía el Sr. Díaz en una cadera para l a ley de Defensa de urgente. Esperará con paciencia esa ley fuAlonso era una chaqueta, cierta vez, hacía la República, a la que, después de guiñarle tura. un ojo, me atrevo a barbillear suavemente tiempo, le había visto llevando un chaquet Retira la enmienda, en señal de afecto. -W. Fernández Flores. J del más ridículo corte monárquico Acotaciones de un oyente

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