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ABC SEVILLA 18-12-1931 página 3
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ABC SEVILLA 18-12-1931 página 3

  • EdiciónABC, SEVILLA
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DIARIO ILUSTRAD O A Ñ O VI G E SI M O S É P T I M O 10 C T S N U M E R O J lJ M D l A R I O ILUSTRAD O A Ñ O VI G E SISMOS E P Í T I M O 1 Q C T S N U M E R O MM fi J F U N D A D O E L i. D E J U N I O D E 1905 P O R D. T O R C U A T O L U C A D E T E N A 1 NTERP R E T A G I O N E S E l español insolidario E n un t r a n v í a es donde m á s pronto advertimos el fracaso de l a famosa y decantada solidaridad humana. Cada viajero desdobla su periódico y se pone a leer. Y alternando con su lectura, los viajeros no pueden resistir a la curiosidad de enterarse de lo que leen los vecinos; qué clase de diario usan; a qué orden de ideas políticas, sociales y religiosas pertenecen. E s decir, en qué bando están afiliados. Con el disimulo que la educación impone, cada cual observa y estudia a los demás, y hay miradas o gestos casi imperceptibles, que quieren decir: Este es de los míos. Aquél pertenece al otro bando. E l de m á s allá es de ios aborrecibles... Después de tanto hablar de civilización, resulta que los hombres vivimos m á s separados, m á s ajenos y distantes los unos de los otros que en la misma Edad Media. Cierto es que en la Edad Media los hombres estaban separados en castas sociales: caballeros, plebeyos, eclesiásticos. Pero siquiera entonces, al momento de interesarse por una idea y una emoción profundas, todos los habitantes de una ciudad, grandes y pequeños, cultos o ignorantes, coincidían total y perfectamente bajo l a misma bóveda de la Catedral. E n nuestros tiempos no hay modo tíe conseguir semejante coincidencia. Eos veinte viajeros de un t r a n v í a- v e s t i m o s trajes parecidos, poseemos los mismos cerechos, vamos a votar en las. mismas urnas, -nos codeamos en la calle y en el café, pertenecemos a una patria y a una época comunes; sin. embargo, ha bastado que desdoblemos nuestros respectivos periódicos para comprender las enormes barreras que nos separan. N o s vemos, en efecto, separados por las ideas, por los sentimientos, por; la actitud o el estilo de vida, por la manera de concebir la organización de l a ¿sociedad y de ver el pasado y el porvenir del mundo. P o r lo que m á s en lo hondo separa, precisamente. S i yo soy capaz de leer todos los periódicos (y no es pequeña heroicidad; en l a Españ a de nuestros días) y asomarme a todas las ideas circulantes, la generalidad de las personas no disponen de igual vocación. L o corriente en esta época de enseñanza obligatoria, en esta época de civilización igualitaria, es que los hombres se inscriban en una ideología, se alisten en un bando, se encastillen en su- mundo peculiar y ya, desde entonces; pueden mirar a los otros connacionales y contemporáneos como enemigos, como alocados o como imbéciles, simplemente. A ese sujeto, por ejemplo, que sigue letra a le- tra las predicaciones de su diario ultrarra- dical, ¿quién podría arrebatarle el convencimiento de que cuantos asisten, a misa. son. unos perfectos brutos? D e igual modo, el que cree a pie juntillas cuanto le dice su diario ultraderechista está convencido de que el otro, el del banco de enfrente, es un ser presidiable. Pero no nos prestemos a considerar ese antagonismo como leve, superficial o pintoresco no pensemos que esas personas discordes se mezclarán después entre el públi- co del cine, se codearán por las calles, se sentarán en la misma sala de café. Por j u n- F u e r a de. Suiza, c u y a C o n s t i t u c i ó n política desde hace casi un siglo y cuya gran diferenciación de idiomas hace explicablela rotulación de los comercios, hoteles, estaciones de ferrocarril, -etc. sean e n e l idioma propio de cada cantón, no existe n i n g ú n otro país con, diversidad de lenguas para el t r á fico, la industria y; el comercio, N i siquiera Irlanda. La excepción. será en adelante; E s paña; gracias al empeño de- los catalanistas en crear? artificialmente un. hecho diferenc i a l que la realidad anda desmintiendo. Viene, a. la punta de la pluma una pregun- t a ¿Q u é se proponen M a c i á y los suyos con esa vocinglera ofensiva al- castellano, y u n í los industriales y comerciantes con sus r ó tulos en catalán? Separar, ¿no es eso? ¿E n sanchar distancias? ¿D a r l a sensación de que Cataluña no es -E s p a ñ a? ¿L o g r a r que el forastero; al, recorrer las calles de Barcelona, al ¿visitar los pueblos: dé Cataluña, a l venir á Cataluña en plan de turista o a compras le parezca hallarse fuera. de E s p a ñ a y pueda volvería su cása con vía. impresión dolorósa de haber viajado por tierras extranjeras? S i esto. se proponen los catalanistas, como es de suponer, pues otra cosa no tendría sentido, van a lograrlo. Les será muy fácil. N o se necesita m á s que un poco de tiempo y unos cuantos frotes de pintura. Pero este juego es peligroso. Tiene sus quiebras. P o d r í a ser una batalla como las de B y r r o Cierto que en Cataluña se daría la i m presión de ser una cosa fuera de E s p a ñ a pero esta impresión, que sentirían los españoles no catalanes al pisar la tierra del principado, podría redundar en perjuicio de la economía catalana. Tanto va el c á n JÓSE M S A L A Y E R R I A taro a la fuente... T a l podría ser esta sensación- mejorada con la enseñanza en catalán, con una Prensa en catalán, con unos- funcionarios exclusivamente catalanes, con un Gobierno catalán y con las campañas separatistas, que se r e a n u d a r á n en cuanto esté aprobado el Estatuto, que los turistas dejen de visitar Cataluña, a pesar de sus i n E l Sr. Maciá puede estar satisfecho. S u discutibles bellezas naturales y, artísticas, y campaña persuasiva y coactiva, según los cael comprador de Asturias, de Andalucía, sos, contra los rótulos en castellano es m á s de A r a g ó n de Castilla, etc. al fin convenafortunada que sus intervenciones en los concido por los propios catalanes de que Cataflictos sociales. Son muy pocos los tendeluña no es de E s p a ñ a en igualdad de conros que se han gastado el dinero en borrar diciones y hasta quizá sin igualdad, se abslas inscripciones castellanas de sus comer- tengan de adquirir en Cataluña sus mercancios, substituyéndolas, por otras en catalán, cías. N o olviden los separatistas que E s como pide todos, los: dias el Sr. Maciá. E n paña se va industrializando, y que de a l cambio, va generalizándose el empleo del. gunas de? sus- provincias. vienen tejidos a catalán para los rótulos de tiendas que se Cataluña. Vean que Valencia, Castellón, repiten o se inauguran y para avisos, adverSantander, V i g p Sevilla, Málaga y otras tencias, anuncios, y propagandas cuya conciudades españolas no se aprovechen del suifección no requiere un mayor gasto. Esto cidio de Cataluña. N o está la región cataes para animar a cualquier separatista, y, lana tan boyante de mercados para jugarse más que a ninguno, al Sr. Maciá, pues cuanel español al hecho diferencial. to es y representa débelo a su enemiga, a la Como- otras veces, por escribir como henación española, a pesar de haber estado a mos escrito estas líneas, es posible que se sueldo de ella durante treinta años y sin pronos moteje de, anticatalanes, pero como vecho alguno para la nación. E l incremento siempre se h a r á con igual injusticia. de los rótulos en catalán es un hecho proPorque somos catalanes escribimos así, metedor. E s de esperar que, poco a poco, pues vemos con terror que Cataluña, con irán desapareciendo de Barcelona y c i u d a sus exclusivismos y su política dé rancho des de Cataluña- Ios que están redactados: en aparte se está creando taies antipatías por castellano, y se llegará a que todos lo estierras de E s p a ñ a que podrían derivar en t a r á n como desea el venerable presidente de definitiva a su total perdición. la Generalidad, al que ayudan en su patrióPensar que las cosas v a n a cambiar en tica campaña los Ayuntamientos de C a l a l ú- ña, ciertas entidades culturales ¡y algunas, Cataluña, y que éstas no van a tener repereconómicas, que. opinan compatibles los alar- cusiones económicas fuera de ella, sería de des- separatistas cdn la conservación del mer- tíría asombrosa candidez. cado. ADOLFO M A R S I L L A C H 1 1 1- tas y, semejantes. que circulen por los mismos sitios, por m á s contemporáneas y úhifdrrtíes que parezcan, esas personas son en realidad cemo astros que giran en órbitas diferentes. Son mundos separados mutuamente por las enormes distancias del pensar y el sentir. Todas las cosas fundamentales las i n terpreta cada cual distintamente. V e n las mismas cosas, los mismos fenómenos, con miradas desemejantes, como esos enfermos de la retina que aplican un tono personal y arbitrario a los colores m á s simples. E s lo que yo llamo la división de la. Humanidad en capas sociales A la manera- como ocurre con las capas geológicas, cuando, al hacer un corte vertical en el terreno, verbos señalarse netamente, las. zonas terciaria, cuaternaria, diluviana, sin que se mezclen entre sí y mostrando cada una haber realizado autonómicamente su propia vida, de igual modo las capas sociales pueden existir pegantes, y, sin embargo, inexorablemente separadas, Si esto ocurre en todos los países, en la E s p a ñ a de nuestros días el fenómeno a l canza proporciones. extremas. Somos un pueblo dividido en bandos, en sectores antagónicos, en sectas pronunciadas e irreconciliables. E s d e c i r somos un pueblo geológico, en que las capas sociales están profunda y trágicamente separadas. Separadas por ideas agresivas, por odios vengativos y por intransigencias feroces. Ahora, lo interesante Jestá en saber s i de esto puede hacerse algún día y con qué prodigiosos, trabajos d e s a b i d u r í a y. buena voluntad lo que seHlama una nación. LOS RÓTULOS CATALÁN EN s 5

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