ABC SEVILLA 17-07-1932 página 4

besa largamente aquella mano blanca y fina, fina y temblorosa. De un golpe, la hermosa descorre los cortinaje del lecho. La emoción de lo contemplado es tal, que el caballero no puede reprimir un cesto de espanto. En el lecho, casi desvestido, hay un hom- bre, pero un hombre muy Joven, casi adolescente. Un doncel de una belleza QUC a él le había de recordar a Teresa cuando, llamándose Bellino, se finiría varón; una belleza que a nosotros nos hubiera hecho recordar a aquel Octavio de Stendhal, sobre cuya muer- ta belleza vertieron los marineros del mar sus lágrimas mejores. Casanova contempla al joven. Ha muerto sonriendo al amor. No K sabe si es el amor o la muerte lo que le vuelve más hermoso, mis fijamente parado en su belleza. Ella, temblando junto a él, le dice: -Me liabla entrañado... Era mi amante, y yo no he podido hacer otra cosa que matarle para que no me encañara más... Ahora, si me amáis, llevad ese cadáver hasta el rio. La carga es breve. Por las calles, desnudas de luna, Casanova lleva su dulce carga como un fantasma de su misma juventud. Por un momento Ir ha pnviriiadn Nunca le han querido a ¿1 hasta la muerte. Cuando le arroja al Manzanares, parece que ¿I se ha hundido también un poco en las aguas frías, que ha sepultado en el río todas las posibilidades, toda la pavorosa subconciencia de su enamoradizo corazón. Esta ha sido su gran aventura de España. Después ha de conocer aún las reírlas de la cárcel del Buen Retiro, la libertad de nuevo, el sabor de la boca de Nina Bergouci. la amante oficial del duque de Ríela, y ha de salir de España, atravesando los Pirineos azules, camino de Pcrpiñán... Mucho más tarde, en su retiro sentimental del castillo de Dux, viejo y olvidado, cuando los criados de su protector el duque de Wcimar se ríen de él, cuando su vejiga se ha vuelto loca y en sus manos temblonas aún quiere oler inefables perfumes eróticos, el caballero, al empuñar la pluma de ave para escribir sus Memorias, acariciará con melancólica emoción, la noche patética de España. Le parece sentir sobre su espalda el verso humano del doncel asesinado en una noche de amor. Pero se engaña. Es la mano de la Muerte la que le llama, la que parece decirle; -Vamos, viejo caballero mlt tampoco mi cita e podía faltar. CESAR GONZALEZRUAN O C A R L O S I I I A QUIEN CASANOVA TRATO PERSONALMEN T E E N ARANJUEZ Y PARA CUYOS MINISTROS TRAJA CARTAS D E RECOMENDACIÓN