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ABC SEVILLA 20-12-1932 página 23
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ABC SEVILLA 20-12-1932 página 23

  • EdiciónABC, SEVILLA
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A B C. M A R T E S 20 D E D I C I E M B R E D E i g 32. E D I C I Ó N D E ANDALUCÍA. P A G 23. otro frente táctico las. necesidades serían ma- I yores. l H a b l a de la indefensión de España en ca- 1 so de un conflicto continental, pues las es- cuadras aéreas enemigas no nos permitirían j no y a una movilización general, pero n i si- qiuera llegar los efectivos a los cuarteles, pues en poco tiempo nos destruirían las fá- ericas de municiones, los acuartelamientos, los centros de ferrocarriles y hasta las poblaciones, que caerían bajo los efectos mortíferos de los gases. (Rumores y denegaciones en los radicales- socialistas y otros d i putados de la mayoría. Pasa a examinar cifras y cita los tantos por ciento que emplean en sus Presupuestos de Guerra, Inglaterra, Francia, Italia y E s paña. H a y que preguntarse- -dice- -si el Ejército que la República se ha dado ha de ser un Ejercito permanente. Cree estar seguro de que el Sr. Azaña tiende a suprimir el Ejército permanente, y el orador no está conforme en que hay que sustituir el servicio m i litar obligatorio por la instrucción militar obligatoria. Recuerda que los socialistas cuando estaban en l a oposición aspiraban a que el soldado permaneciera el menos tiempo posible en filas. E n l o s socialistas: Y ahora lo mismo. E l Sr. P E Y R E habla de las maniobras y ejercicios en campos de instrucción que no tienen por finalidad la de la ampliación de la instrucción del recluta, sino para ampliar la del mando. Habla de las economías que se pueden lograr reduciendo para la instrucción las unidades regimentales. Y ante una interrupción del Sr. Azaña, dice: S i los 1.200 hombres de un regimiento se reducen a 600 ó 700, no por eso padece la instrucción del recluta. El P R E S I D E N T E D E L CONSEJO: ¡Señor Peyré! E l Sr. P E Y R E Indudable. Y hasta gana la intensidad de l a instrucción, y e s t o l o sabe cualquier aficionado a la pedagogía. L a instrucción en grandes maniobras ya es otra cosa, por lo que respecta al mando, pero i n sisto en que con aquel número de 600 ó 700 reclutas se puede hacer instrucción hasta de compañía. Termina leyendo palabras del Sr. Azaña en el prólogo del libro Comentarios a la política contemporánea francesa, editado en 1918, en el cual decía el hoy presidente del Consejo de ministros que el Ejército de España no podía continuar como hasta entonces, y que su reorganización, a base de terminar con el Ejército permanente, era par a nuestro país cuestión de vida o muerte. r neutrales- -Suiza, Suecia, Noruega- -han hecho. DOÑA C L A R A C A M P O A M O R ¿Y Dinamarca? E l Sr. F R A N C O Dinamarca es un pequeñísimo pueblo, eme representa una excepción. S i España- -añade- -se viera envuelta en una contienda el día de mañana, no lo sería, seguramente, por una política bélica nacional sino por algún acto dimanado del exterior, y para ello España necesita un Ejército que no sea como el que existía antes, que sólo figuraba en el papel, sin ninguna eficacia bélica. S i se considera que España necesita un Ejército, debemos dotarlo suficientemente, sin detenernos a considerar si ello imputa un aumento de diez, de quince o de veinte millones. Afirma que los aumentos de presupuesto son muy módicos y atienden a necesidades, como las de los Hospitales y construcciones militares, porque los soldados están alojados muy deficientemente. Parte de los aumentos para personal subalterno, y otra, muy i m portante, para transformar la tracción animal en tracción mecánica. N o asustan a l orador los aumentos de Guerra, porque en España este presupuesto, no tiene la primacía sobre los demás; los mayores aumentos se consignan en Sanidad e Instrucción Pública, así como los de Obras Públicas. (Aplausos. E l P R E S I D E N T E Terminada la discusión de la: totalidad, hablará el presidente del Consejo de ministros; pero antes vamos a someter a votación algunos artículos del presupuesto de Agricultura que quedaron pendientes. E l Sr. B A L B O N T I N pide votación nominal para uno de los capítulos, y el P R E S I D E N T E acuerda aplazarla creen que a un país le interesa estar prevenido, y entre estas opiniones sé cuenta la mía. N o estamos en el caso de entregarnos a la buena fe o a la conmiseración de los demás países en caso de conflicto. Recuerda palabras de discursos suyos anteriores, según los cuales España ruó puede permanecer indefensa, ipues nadie es dueño de la paz, y España, en caso de conflicto, debe hacer respetar su propia paz, porque les conflictos nos alcanzarán o no, según el centro donde se desarrollen, y no podríamos entregarnos al país que influyera más poderosamente cerca de nosotros. Esto no quiere decir que exista la intención de militarizar España. N o es loca ambición tomar garantías N o cree el orador que sea una Idea ambición que se temen las garantías precisas para que Eslpaña pueda administrar sus libres destinos y poder decir, en caso de conflicto: eso quiero o esto no quiero N o se puede desvirtuar el principio, a pretexto de pacifismo qué dé recelos contra estas u otras instituciones. Se ha despegado la Constitución de la República, cuyo artículo sexto suscribo con entusiasmo: España renuncia a la guerra como instrumento de política nacional ¿Se sabe lo que quiere decir esto? L a guerra puede ser un medio para llevar a efecto una política nacional, y ningún motivo presumible reza con Eslpaña en esta cuestión a r i validades nacionales, exportaciones de ideales políticos, exceso de población; nada nos puede conducir a un conflicto exterior. E l obstáculo constitucional no quiere decir que España se resigne a dejar de subsistir; señala claramente cómo España puede declarar la guerra y aceptar la paz. L a hipótesis del conflicto no puede ser más que el día en que se hiciese fuerza a España por parte de un ipoder exterior. Esto es, el día en que se atacase a nuestra independencia, ese sería el día de la guerra para España. U n a política así ofrece a nuestra consideración tres fases simultáneas: la fase internacional, la política de guerra de la República y la política militar de la República; muchos confunden las dos últimas fases, que son diferentes- L a política internacional de España, ¿por dónde va? Y o quisiera que se tratara en España d estas cuestiones sin ninguna congoja. E n el pasado no se supo guardar la presencia decorosa, al tratar de estas, cuestiones, que corresponde a un país de la tradición de España. H o y no tenemos pendiente con ningún país asunto que pueda conducirnos a un conflicto. España tiene en ésta la inocencia plena de la infancia, señores diputados. Así, pues todas las hablillas y alarmas que han circulado por el mundo político español ¡estos últimos meses eran completamente infundadas, y para reconocerlo así no ha tenido que fracasar nada. E l viaje del Sr. Herriot no se comprende que pudiera suscitar recelos, como si se tratara de la venida de un marciano. (Rumores. E n Ginebra seguimos, l a línea de conducta que se trazó a su advenimiento la República. Pero hay que guardarse de producir un escepticisco en el pueblo, español, cuya i n dividualidad poderosa no se aviene a aceptar trabajos de conferencias que tienen un gran depósito o valor de energía moral. Toda la Historia de la humanidad es una lucha dramática para imponer los valores, morales sobre lo zoológico. Y lo prodigioso no es que la libertad se haya abierto camino en la conciencia humana, sino que sea superior a todos los intentos de violencia. L a República tiene, como mayor ideal, afianzar estos altos principios morales. Se lamenta de los estragos que hace la. Discurso del ministro Guerra de la A c c i ó n Republicana y el p r e s u puesto E l Sr. F R A N C O (D Gabriel) de Acción Republicana, reconoce que España ha de respetar el principio de su Constitución, -que declara la renuncia de España a la guerra como instrumento de política internacional; pues si la guerra es un negocio ruinoso para los pueblos vencedores, con más razón lo es, en sus efectos destructores, para los vencidos. Pero renunciar a l a guerra no es renunciar a la independencia y a l a defensa. N o basta que un pueblo quiera ser neutral, para conseguirlo. L a neutralidad no es un estado de hecho solamente, sino un estado de derecho. Y mientras en el mundo no exista una organización que garantice la paz, España no puede renunciar a sus medios de defensa. a S ha hablado de la posibilidad de que algún territorio español sea objeto, en caso de conflicto, de alguna intervención, y es evidente que la neutralidad de España no podrá consentirlo. Tiene que organizar un Ejército, como los países más pacíficos y e E l presidente del Consejo comienza d i ciendo que el presupuesto de Guerra es sólo una parte en la defensa nacional, puesto, que éste abarca todos los recursos del país. Reconoce que es rigurosamente necesario decir claramente lo que nos proponemos hacer en punto a la defensa nacional, guste o no guste, agrade o no agrade, para que el país sepa a qué atenerse. Se puede defender una política de pacifismo radical, reduciendo a cero las consignaciones del Ejército y Marina, y esto no como un argumento ad- ábsurdum, sino seriamente puede defenderse este punto de vista perfectamente claro y debatible. Tiene sus ventajas, entre ellas la de economizar. 600 ó 700 millones de pesetas, lo cual constituiría, por lo menos, la felicidad del Sr. Carner. (Risas. A los gobernantes les suprimiría una serie de quebraderos de cabeza y se correría un albur: el de que ya no hubiese más guerra; en cuyo caso contemplaríamos cómo se arruinarían los demás países. A h o r a bien, este albur tiene un fallo: el de que se produjera algún conflicto que nos alcanzara. P o r eso, puestos en esa mira, lo lógico es suprimirlo todo; pero no el voto particular del Sr. Niembro, que deja, un pequeño Ejército de 300 millones de pesetas. Frente a esa opinión existe la de los que OPOSIC foTTifs PrOximas convocatorias para Auxiliares y P e r i c i a l e s P r o g r a m a s oficiales, c o n t e s t a c i o n e s y preparación c o n p r o f e s o r a d o t o dos deJ C u e r p o (Sres. H e v i a A l m a z a n y Ponte) en el I N S T I T t n t O R E U S P r e c i a dos, 23, y P u e r t a d e l So 13, M a d r i d JRega v Jamos prospectos,

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