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ABC SEVILLA 27-03-1934 página 7
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ABC SEVILLA 27-03-1934 página 7

  • EdiciónABC, SEVILLA
  • Página7
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CRITICA Y N O T I C I A S DE LIBROS Las tragedias de nuestras instituciones militares. E l pasado, Azañ y el porvenir del general M o l a p o r L u i s de G a l i n s o g a Los M u ñecos vacíos d e j ó s e A n d r é s M o r e n o p o r J L ó p e z P r u d e n c i o Paisajes y meditaciones poesías de Elisabeth M u l d e r p o r A C Otros libros. LAS NES TRAGEDIAS EL DE NUESTRAS INSTITUCIOMILITARES. PASADO, A Z A Ñ A Y E L POR- ese aspecto, y, aunque su libro no tiene tm designio polémico, de sus páginas se exhala la más formidable- -por razonada y dialéctica- -de cuantas criticas ha sugerido la política militar del bienio, cuya ejecuciór. presurosa y sañuda mereció en todo instante el voto solícito y la complacencia ufana de los fundadores del régimen. Luis D E G A L I N S O G A V E N I R -Y a tardaba este libro. Entre los varios signos de abyección, con que se determina el funesto periodo revolucionario en que vivimos, ninguno más desolador que la impunidad moral con que han podido perpetrarse los más cínicos vejámenes al honor y á los méritos de instituciones y colectividades diversas cuyos prestigios en una nación que no haya perdido toda porosidad social trascienden del estricto límite profesional y dejan de ser meros reactivos de un espíritu de cuerpo, para convertirse en patrimonio de la sociedad entera e indistinta. Y a tardaba un acta de acusación tan razonada, tan probatoria y tan vibrante como este libro del general Mola, contra la malignidad patológica y aventurera de quien ihalló, en una hora desdichada de España, lá única ocasión posible de desplegar el siniestro dilettantismo de las nociones mal digeridas y de los odios bien alimentados para aplicarlos a la trituración, no ya del ¡Ejército, pero también del noble espíritu militar. E l torvo personaje a quien el pacto de San Sebastian- -de cuya substancia no ha dejado de nutrirse la política de los tres años próximos a cumplirse- -distribuyó el tfesignio más corrosivo de cuantos traía en cartera la comandita, hubo de lanzarse con rencor codicioso y con impaciente audacia a la. expeditiva y fácil labor de destruir las instituciones militares de España, tan necesitadas de reformas fundamentales y radicalísimas como merecedoras de competencia y de moral en quien abordase el complejo problema. venga avalorado por la serenidad, sedimentados como están ya por el tiempo- -si breve, intenso- -fermentos pasionales que en plena etapa de trituración pudieron obscurecer la objetividad del juicio. E l del ilus- tre general M o l a aparece en estas páginas poseído de todas las garantías de acierto. Pocos militares españoles podrán emparejar sus méritos nativos y los contraídos a través de la vida profesional con los- que hacen del heroico Mola un altísimo prestigio de nuestro Ejército. Sus largos años de oficial y de jefe en campaña, con mandos comprometidos en horas críticas, tienen el apoyo científico de una cultura constantemente renovada por el estudio y siempre insaciable bajo los incentivos de la vocación. Condigna de estos antecedentes y de esta nota profesional del autor había de ser su obra. N o la hiciese singularmente sugestiva una actualidad nacional que. presta especiales alicientes a esta clase de lecturas, y el l i bro de Mola tendría de igual manera el valor inestimable de una. vulgarización documentada de los problemas militares de esta hora universal de disimulado, pero efectivo para bellitm. Porque, si es cierto que el ángulo de enfoque que el general Mola ha escogido para su estudio en la situación anle y post- trituradora en España, los temas que nuestro problema castrense sugiere al autor son examinados a través de parangones y de posibilidades mundiales para abordar los cuales se requiere toda la preparación de que están henchidas las entrelineas del interesantísimo libro que comentamos. Arranca el examen de la tragedia de nuestras Instituciones militares desde los albores del siglo x i x con muy copiosa referencia- -acaso demasiado prolija- -de conspiraciones y pronunciamientos, que son tratados por Mola con serena disección, y, por ende, en la mayor parte de los casos, con inexorable y justa severidad. Los vicios de la organización militar y las virtudes de los sujetos en quienes ésta se personifica están examinados con criterio tan objetivo, que permiten a M o l a valerse de su experiencia profesional para alumbrarlos a la mirada del crítico neutral, que es sincero y es claro en la exposición de unos y de otros, como antecedentes de las famosas Juntas de Defensa; páginas éstas de singular valor histórico, y en la que se contienen no pocas revelaciones hasta ahora inéditas. E n la segunda parte está el nervio del l i b r o es el acta de acusación a que al principio aludimos, contra la gran superchería de las r e formas de 1931 y contra- -lo que fué más grave- -el rencoroso exterminio del auténtico espíritu militar. E l capítulo dedicado a industria militar es la obra de un hombre de ciencia, muy de antiguo cultivado por estos estudios y preocupaciones. N o le van en zaga, en este sentido de crítica constructiva y de planteamiento de un verdadero programa de reorganización, los que componen la parte tercera del libro, dedicados a la contingencia de una guerra, en los cuales el autor militar, se ve asistido polla visión clara y precisa del político que sabe sopesar las posibilidades de una problemática neutralidad de España y las de la intranquilizadora perspectiva de una E s paña beligerante. E l general M o l a traza con ücrñles netos la situación de nuestro oaís en Don José Andrés Moreno (Dibujo de Solis Avila) Los M U Ñ E C O S V A C Í O S -A la detenida atención que consagramos siempre a cuantos l i bros comentamos- -leyéndolos sin dejar atrás una sílaba- -se ha unido hoy, al leer Los víañecos vacíos, de José Andrés Moreno, una acuciante curiosidad. E l autor nos declara en el prólogo que es ésta su segunda novela. No hemos tenido la fortuna de. Jeer la p r i mera. P o r tanto, ésta es la que encierra para nosotros todos los atractivos. de la novedad. L a lectura del. libro nos ha proporcionado un gran placer. E l que ocasiona siempre l a revelación de notables dotes artísticas. P e r o r a suscitado también en nuestro ánimo una áspera amargura. L a de ver, una vez más, estas excelentes dotes malogradas por una equivocación tan frecuente como lamentable y perniciosa para el pleno florecimiento de las más eximias facultades estéticas en innumerables casos. Cada día gana más terreno, sobre todo en estos períodos de grandes conflagraciones y crisis doctrinales, el error de que el triunfo de la atención y la admiración para l a obra y la consagración del nombre se logra más pronto y más definitivamente rebasando el radio de la excelente capacidad estética da que se encuentran dotados; -especialmente los escritores jóvenes- -cultivando intensa, cuidadosamente e l huerto en que tan fecunda puede ser la labor de tales facultades. N o tienen en cuenta estos ingenuos i m pacientes que la vertlad de aquel- precepto evangélico que s e l e e en San Mateo, de buscad primero el- reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura tiene también- aplicación- a todas las esferas del arte, claro es que mittatis mutatfdis. E n el caso presente sería: atended primero a la belleza, en la estructura íntima de las obras, y de ella hasta se desprenderá la doctrina. Pero suelen hacer lo contrario, sacrifican la creación estética a la tesis. Y ésta, mientras más sombría, más desoladora, más epatante, mejor. Así resulta una verdadera pena ver una bella concepción artística forzada, sometida a las exigencias de una conclusión doctrinal, que al cabo no logra probarse, porque un caso ni aun siendo histórico es concluyente; y en cambio no se han dejado volar, libres, las alas de la inspiración oor los caminos de l a 1 E l libro que tardaba está ya aquí. Es la voz autorizada, por triple motivo de ciencia, de experiencia y de ética, de uno de los muchos militares inteligentes, cultos y beneméritos de que privó a España la fur i a trituradora. Y hay que alabar la tardanza, porque ella permite que el peso formidable de las razones v de los alegatos ¡B semral Molo, (Dibuic de Snih AviiiY

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