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ABC SEVILLA 05-11-1936 página 3
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SEVILLA 1 936. 5 DE DE DIARIO DO. ILUSTRA- NOVIEMBRE A Ñ O TRIGÉ 10.432 NUMERO SIMO SEGU N DO. NUMERO SUELTO í 5 CENTS. R E D A C C I Ó N P K A D O Ü E S A N S E B A S T 1 A M S U S C R I P C I O N E S Y A N U N C I O S V E L A X Q U E Z 12. S E V 1 X X A L A S G L O R I O S A S C O L U M N A S D E L G E N E R A L V Á R E L A E N SU A V A N C E D E A Y E R S E A P O D E R A R O N D E ALCORCON, G E T A F E Y L E G A N E S C O G I E N D O A L O S ROÍ OS, Q U E I N I C I A R O N U N CONTRAATAQUE. GRAN CANTIDAD DE MATERIAL DE GUERRA A M A S D E V A R I O S T A N Q U E S RUSOS, Q U E D A N D O L A S F U E R ZAS EN DISPOSICIÓN D E L A N Z A R S E S O B R E M A D R I D E N EL ATAQUE DEFINITIVO les labrados por Masquelet en tomo a Madrid. A su tiempo advertimos lo que valdrían tales trincheras, y ayer se cumplió El último leducto cuanto hubimos de pronosticar, El cementerio del marxismo español está El Madrid marxista ha jugado la última en Talavera de la Reina, pero los infames lícarta, y ha perdido. Los rojos madrileños deres rojos quisieron ampliarlo hasta las fiaron la defensa extrema de la capital a los atrincheramientos, trazados por. traidoras puertas de Madrid. ¡Y aún la manada no ¡nanos, entre Alcorceny Getafe, y. nueva- se decide a dejar de serlo! No importa: la suerte está echada. El mente la derrota fué con ellos. Ejército de España despliega ya ante la ciuEs que en el fondo de aquellas zanjas, dad del insomnio aquella bendita enseña que tembloroso, se acurrucaba el miedo. Tras durmió la pesadilla quinquenal, para no manlos parapetos no alzaba cabeza un ideal, mocharse. Pronto, muy pronto, quedará izada tor único de las acciones que elevan a la Humanidad hasta las cumbres de la gloria. en lo más alto del Alcázar Real. Y ahora, el osado que intente arrancarla habrá de teLa manada defensora de las trincheras r. er muy largo el brazo. -A N T O N I O O L rojas no supo siquiera sucumbir con honra. M E D O Fugitiva en los suburbios de Madrid, cayo ametrallada por la espalda. Así murió siempre Ja traición. En cambio las valerosas columnas del Ejército nacional, movidas por todos los en (De nuestro enviado especia! señor Sántusiasmos servidores de la tarea salvadora chez del Arco) que nadie les impuso, sino su voluntad liToledo 4. Creyeron los asesores milita bérrinía, saltaron a bayoneta calada sobre res del Gobierno rojo que era posible demo. las grietas de la tierra, y allá fueron sus r a r l a entrada de las tropas nacionales, ata victoriosas vanguardias hasta, las lindes de cando la línea, por donde había de asestarse la urbe martirizada, que pronto será azul y eí golpe definitivo y así decidieron en. la nonunca más roja. che anterior un golpe de mano, confiado a los La famosa tercera línea del campo atrir, carros de asalto enviados, por Rusia, y los cherado establecida sobre Alcorcen, Lega carros fueron contra P i n t ó y los Torrejones nés y Getafe, quedó expugnada, y por tanto y contra Parla. Madrid a merced de las tropas españolas. E l general Várela paró el golpe y replicó Anoche, Madrid radiaba sil angustia, llacon otro vivísimo a fondo, ya sobre Madrid. mando a los milicianos de las organizacioH o y hemos estado en el punto donde el nes ugetistas, para la última resistencia enemigo atacó anoche y liemos llegado al Vano empeño. No habrá quien crea que el mediodía hasta la base de donde partía el batallón de peluqueros de señoras de. la avance nuestro; réplica, que lleva el sello U. G. T. pueda defender barricadas, desde Várela. píiés de perdidas, por la horda roja, las forE n Torrejón vimos algunos de los tantificaciones de la cintura, hasta donde llegó ques rusos que han quedado en nuestro poel Ejército, salvador, tras de ganar las de der. Alrededor de ellos las bombas de mano Maqueda, Iüescas, Navalcarnero y otras tande nuestros soldados indígenas, que destrotas, a las que los fracasados técnicos mosco aron las poderosas máquinas de guerra. De vitas y moscovisados concedieron honores xir inexpugnabilidad. La situación militar E n los barrios de Madrid 1 A la batalla librada ayer en el frente Sudoeste cfó Madrid, se le daba carácter decisivo en última instancia, y los rojos la perdieron, Pero aún persiste la infamia de los directivos marxistas, de esas hienas carniceras, borrachas de sangre, empeñadas en elevar el precio de la victoria, que pagan precisamente sus rebaños y no quien ellos desean. Si encuentran eco esas angustiosas llamadas a las milicias gremiales, no conseguirán sino surtir de carne el matadero. Ya es demasiada la que quedó en los fesos sepulcra- ¿Qué esperáis? Aún tenemos hermanos bajo las garras del marxismo. nada les sirvió ni el cañón, ni la ametralladora, ni todo el aparato guerrero de la i n dustria soviética. Dentro de los carros, una repulsiva masa de visceras trituradas, un horror de sangre, carne y huesos, que cubrían las moscas. Las radios flamantes de los. aparatos rusos no pudieron transmitir n i recibir órdenes en el combate proyectado para alejar de Madrid al Ejército nacional. Nuestra formidable Infantería colonial resolvió la cuestión. Llegaron con la mano al pelo. Y resuelto el problema, Várela dispuso el avance de Telia sobre Getafe y de B a r r ó n sobre Leganés, en tanto Monasterio maniobraba sobre el Cerro de los Angeles, desbordándolo, sin ocupar el objetivo, que no interesaba en el momeno. Castejón quedó en observación de Bobadilla del Monte, que es decir a la vista de l a Casa de Campo. Agencio marchaba sobre Alcorcen, que ocupaba fácilmente. Toda la línea hace ya l a marcha de aproximación. Madrid ve ya nuestros movimientos. Nosotros, a las doce del día, estábamos a 9 kilómetros de Madrid por delante de Fuenlabrada, viendo cómo las guerrillas del Tercio coronaban unas lomas, en las que había unos magníficos atrincheramientos. L a batería de B a r r ó n alargaba ya el tiro. Me voy ya. para Leganés. Malo será que los rojos suelten a los locos, aunque acaso sea ahora cuando recobren el sentido esos de Leganés y todos los locos de Madrid. Cuando regresamos de Fuenlabrada, a nuestra derecha ardían a ú n los depósitos del aeródromo de Getafe, y a la izquierda ardía ya Cuatro Vientos. É l humo negro velaba en el radiante mediodía la visión de Madrid, tan cercano. Los generales Mola, Várela y Saliquet celebraron una reunión por la mañana, cuando las operaciones comenzaban. E n el rostro de los generales, que ayer veían Madrid a simple vista, se reflejaba l a alegría de un día feliz. Madrid, la vista, y nuestras tropas sobre sus barrios. Así terminaba el día. Acaso queden al Madrid rojo veinticuatro horas para el punto de contrición que le puede salvar. Así termina el d í a en nuestro poder casi las afueras de Madrid. E n nuestra segunda línea quedaban rotos dos tanques rusos, última esperanza del comunismo español, y en l a llanura el reflejo de un gran incendio, A r a n juez, que ardía incendiado por nuestros t r i motores, cortando una línea y una base d socorro a Madrid. -S Á N C H E Z D E! ARCO. 1

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