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Periódico ABC SEVILLA 19-08-1950, portada
- EdiciónABC, SEVILLA
- Páginas16
- Fecha de publicación19/08/1950
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DIARIO CIÓN 50 ILUSTRAGENERAL. DIARIO CIÓN 50 ILUSTRAGENERAL. D O D E INFORMACÉNTIMOS DO D E INFORMACÉNTIMOS A D M I N I S T R A C I Ó N E R A D O D E S A N S E B A S T I A N S U S C R I P C I O N E S Y A N U N C I O S V E L i V Z Q U E Z 12. S E V I L L A A P A R T A D O 49. S U S C R I P C I Ó N M E N S U A L P T A S 10. I D P R O V I N C I A E L T R I M E S T R E P T A S 30. I D ID. S E M E S T R E 60. I D ID. A Ñ O 120. ÍHace un par de años, unas conferenciáis prenunciadas por A n d r é TM, M a u r o i s sobre MarceL Proust dieron origen a uno de en práctica sus audacias con la valentía los libros más importantes: A laréchgr- de la mujer y- con la tenacidad de la inche de Marcel Proust. Este año, otro telectual infatigable, capaz de interrumciclo- de conferencias, ahora sobre Geor- pir la pasión para continuar la literatuge Sand, permite la esperanza de que ra capaz, en una misma noche, de térle sugiera a Maurois la idea de hacer minar una novela y, sin más pausa que revivir en una nueva biografía- estudio la precisa para remitírsela a su editor, el apasionante personaje que fué, vital empezar otara. y literariamente, la autora de Indiana No hay que olvidar que, a pesar de su En España, al nombrar a Géorge posición; social, George Sand trabajaba, Sand, nos viene en seguida a las mientes, además de por una vocación arrolladura, si na con trasnochado resentimiento, sí, por la necesidad; de ganar dinero, puesto ciertamente, con viva molestia, su dia- que su separación del barón de Dudetriba contra Mallorca. L a cosa es ló- vant, y ya antes de tener lugar el divorgica e inevitable. Porque Mallorca es cio efectivo, la había desposeído de toda para nosotros no tan sólo un territorio autoridad administrativa sobre su propatrio más, y, por lo tanto, sacro, sino piedad de Nohant, absorbida por su mauna especie de monumento nacional de rido, y limitado sus rentas a una penla más robusta personalidad. Es. con sión mezquina. Trabajaba, pues, por otra luz al filo de la historia, con otra placer, y, además, para vivir. Mi granreverberación de la sensibilidad, una de George, ¡tú que ganas el dinero tan Avila o una Toledo e sonrisa fácil, fácilmente! Son palabras de Musset, d blanca y azul. Y con sus propios fan- divertido, primero; admirado, después, tasmas también, con sus propios recur- ante la actividad impresionante de la sos de evocación y remembranza suges- escritora, que sé sometía a un trabajo tivas. nocturno constante y regular, fueran Una diatriba contra Mallorca nos cae, cuales fuesen los cuidados, angustias, pues, pésimamente, y la rechazamos con enojos o placeres del día. indignación, como la de George Sand. George Sand era mujer de acción tanPero, sin exagerar, de todas formas, o, to como de ideas y sentimientos. Tal por lo menos a estas fechas, vistas las vez de acción más que nada. Sus ideas cosas en la esclarecedora perspectiva del se circunscribían, bastante vagamente, tiempo. Admitimos hoy que aquel ata- a una amplitud, a una dilatación del ser que constituyese la virulenta reacción moral que engullese al ser social con de un espíritu inadaptable e impaciente, todos sus convencionalismos materialisy agobiado, además, dé preocupaciones; tas y todas sus estrecheces interesadas, sin serenidad para razonar la repulsa Y su sentimiento más verdadero y prodel ambiente y las incomodidades del fundo era, ella misma lo declara, la mamedio y con exacerbada irritación para ternidad. L a maternidad y la amistad. recibirlos como un latigazo sobre su Aunque Maurois considera justo añadir sistema nervioso. Sin contar con el- -y es preciso reconocer en ello no podesasosiego y la inquietud propios de cas y agudas rabones psicológicas- -que un seírdotado, como George Sand, de también el orgullo. un fuerte instinto precursor. Tiene- -afirma Maurois- -un vivo: sen. George Sand, en efecto, fué una precursora; precursora en muchas cosas, hasta en indumentaria. Los hombrunos pantaÍones- -cuya adopción, en los primeros días heroicos de P a r í s t u v o muchb más de economía doméstica que de feminismo a ultranza- -son hoy prendas Para todo cuanto se relacione Corrientes en el guardarropa de cualcon el servicio de suscripciones, quier dama. Y aparte esta trivial- -aunesquelas mortuorias y toda clase que no tan trivial- -cuestión de vestide anuncios, pueden dirigirse a menta, se adelantó a su momento en nuestras oficinas, Veláz 5 üez, 12, muchos ptros aspectos: en la tolerancia social, en la independencia de la mujer, teléfono 23524, de nueve a doce en, las ideas progresistas y hasta revoluy media de la mañana y de cuatro cionarias, en la valorización del indivia siete de la tarde, y a todas las duo por sí mismo, por su intrínseco ser agencias de publicidad 3 eorge Sand fué una audaz aue puso 1 A LA BÚSQUEDA DE OTRO T A nuestros suscriptores y anunciantes timientode su djg. nidad personal y aunque caritativa por naturaleza, será dura con todos aquellos que la hayan ofendido en su orgullo; Dura y caritativa. La definición le conviene perfectamente. George Sand es tierna, abnegada, generosa, hospitalaria, maternal Sí, pero no olvida. Su piedad es fevorosa y franciscana, sin embargo. E n Les amans de Venise -ese libro tan serio, por la exclusiva de cuyo nombre se armó tan ligera pendencia literaria- -Charles Maurras recoge estas palabras de la escritora al ocurrir su ruptura con Musset, cuando de las tormentas venecianas pesca el discreto doctor Pagello su gloria efímera de preferido transitorio: ¡A h! ¿Quién te cuidará? ¿Y a quén cuidaré yo? No hay duda que estas palabras transparentan un alma con muchos quilates de caridad, con mucha cálida abnegación, con mucha delicada dulzura. No quita, sin embargo, a pesar dé que son inconfundiblemente sinceras y sentidas, que sean incapaces de alterar en lo mas mínimo la determinación de George Sand, que no se vuelve atrás cuando su dignidad sufre, su amor propio está en juego, su orgullo se resiente. Mujer de espíritu, más que desprendido, pródigo, lo otor- ga todo menos el olvido de la ofensa, o, por lo menos, ese olvido angélico que permite un renacer de los sentimientos, un volver a empezar. Su bondad torrencial no le impedirá bajar hasta el fondo el telón de ajuero de su orgullo, que no cede, que no concede, que no retrocede. Maurois señala que corta en seco como un hpmbre, y, a veces, con indemnización de ruptura De esto, algo sabía el joven Sandeau, que se vio abandonado, es cierto, pero favorecido con un viaje a Italia. Si, al igual de aquellas Conferencias sobre Proust, estas cinco sobre George Sand le sugieren a Maurois una obra que capte las más recónditas pulsaciones de aquella extraordinaria psicología femenina de acción y de inspiración a la vez, de musa y de creadora. su nueva búsqueda de este otro tiempo perdido no significará, ciertamente, para el ilustre biógrafo una- pérdida de tiempo. E l encanto y la compleja profundidad del personaje harán, sin duda, su delicia tanto como la de sus lectores. Y, para nosotros, qué interesante aventura la dé volvernos a encontrar, de la mano experta de Maurois, con George Sand en Mallorca. s N EHsabeth MJ ¿L EI