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ABC SEVILLA 19-02-1956 página 9
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ABC SEVILLA 19-02-1956 página 9

  • EdiciónABC, SEVILLA
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Las c o p i o s as aguas caídas en recientes temporales encharcaban la reducida pieza y alc a n z a b a n hasta casi cubrir las cajas en que se conservaban los restos de Gustavo Adolfo y de su hermano. Se desaguó la estancia sepulcral, y después de celebrado el acto conmemorativo, informé en la Real Academia Sevillana d e Buenas Letras de las condiciones en que se encontraba la cripta, expuesta a nuevas injurias de las aguas, y los académicos adoptaron el acuerdo de proveer a nuevo y ma seguro y elevado acomodo de los restos del autor de las Leyendas Al cerrar el ciclo del centenario del nacimiento de Gustavo Adolfo, y como acto final de la recordación, se verificó el traslado no sólo de la caja que contenia sus despojos, sino también de la que encerraba los de Valeriano. En el lado de la epístola del crucero de la misma iglesia de la Universidad de Sevilla, junte al altar de la La pintura, del camposanto, hecha en 1864, cuadrarla al del un siglo después: carcomida está, también, la puerta, ouyo cierre, como entonces, se asegura por unos pedruscos. 9 í Mí 1 La vegetación silvestre ahora, como en la centuria pasada, cubre las sepulturas, y de las hierbas y las tlorecillas emergen, aquí y allí, sin simetría ni orden, las cruces que señalan el lugar de loa enterramientos. Figura de ángel emplazada en el lado de la pistola del crucero de la iglesia de la Universidad, de Sevilla, panteón de hombres ilustres, que preside el lugar en que fueron sepultados los restos de Gustavo Adolfo B é c quer, juntamente con los de su hermano Valeriano, én el mes de febrero de 1837. constante preocupación de Bécquer y además porque representa ideas de atracción frecuente al pensamiento sevillano. Quise que la emotividad que faltase a mis conceptos de remembranza estuviese compensada con creces por la vista de la caía que encerraba los restos de la excelsa figura recordada, y a tal fin, y con las pertinentes autorizaciones, se levantó la losa que cubría la cripta en que se hallaban, entre otros, los huesos de Gustavo Adolfo y de su hermano Valeriano. Allí habían sido colocados por manos de admiradores cuando fueron trasladados desde Madrid, exhumados de la Sacramental dé San Lorenzo, donde habían recibido sepultura a raíz de las muertes acaecidas en 1870 y en el corto espació de unos meses. Era inevitable evocar los ensueños de la carta tercera, Desde ini celda el enterramiento al borde del Guadalquivir; la tumba en el claustro del Monasterio, con el aparato de esculturas funerarias; el pobre camposanto rural y hasta el abandono- de toda ambición, aun la del más sencillo recogimiento, y compararlos con la realidad del sucesivo alojamiento de los restos hasta el acomodo de la arqueta en la cripta de la iglesia sevillana. Portada de la Sacramental da San Lorenzo, de Madrid, en cuyo recinto estuvieron sepultados los restos de Gustavo Adolfo Béequar desde diciembre de 1870 hasta abril d 1613. Concepción, quedaron colocadas, tras una losa sencilla, las dos arquetas que contienen los despojos de los hermanos, unidos también en la vida cuando alentaban en pos de ambiciosos sueños. Tuve en mis manos la arqueta donde se halla el cráneo del poeta que albergó imágenes fulgurantes y pensamientos de dolorida belleza; evoqué entonces, y en esta ocasión torno a hacerlo, los deseos abrigados por Gustavo Adolfo en orden a sus anheladas sepulturas: la que le deparó, al cabo, su ciudad natal a la que el escritor se complacía en llamar hermosa y querida posee noble dignidad. En la inscripción de la lápida no se encarecen, como el poeta temía, sus virtudes domesticas, ni siquiera se encomia su gloria. ¡Las letras de su nombre, escrito bajo el dibujo de una cruz y sobre las cifras de los años de nacimiento y muerte, constituyen el más elocuente panegírico del epitafio. Sobre el lugar de la sepultura, un ángel de traía gótica guarda él último asilo del poeta, que murió oscuro y en silencio y- alcanzó luego resplandor de gloria y eco triunfal. J. M del B. C.

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