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ABC SEVILLA 10-03-1956 página 3
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ABC SEVILLA 10-03-1956 página 3

  • EdiciónABC, SEVILLA
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DIARIO TRADO ILUSDE IN PRADO DE SAN SEBASTIAN. SUSCRIPCIONES Y DI A R I O TRADO ILUSDÉ 1 N- FORMACIÓN GENERAL REDACCIÓN V ADMINISTRACJON: F O RMAC ION GENERALM ANUNCIOS: VELAZQUEZ, 12. SEVILLA pregunto a quién se d i r i ge el escritor, pregunta que tal vez sea parte de u n problema más amplio y total: el de la expresión y la comunicación. Entré literatos se da a menudo la preocupación, un tanto paradójica, de escribir sobre temas que no sean precisamente propios o. privativos de escritores; es decir, que interesen a todos. Se oye con frecuencia eso ds los problemas de la calle, de las masas, que afectan a l a gran m a yoría. Por m i parte confieso que lo de i n teresar a, -todos se me antoja una pretensión candorosa. Estoy a punte dé decir que escribo para dos ó tres amigos, para unas pocas personas próximas, lo cual no se contradice con que mi; ambición sea i n teresar a todos; ambición universal y tras- cealente. Porque puedo preguntar: ¿Quié- nes son todos? No pasa de ser una abstracción, a l a que calificaría de quiméri- ca. A diferencia suya, en aquellos pocos conocidos pueden representarse los mu T chos de la otra ingenua expresión, y de ellos precisamente cabe esperar u n eco, una respuesta, una comprensión o disconformidad. D a lo mismo, por lo demás, escribir para unos cuantos que para todos, pues los pocos pueden ser todos y los todos pueden no ser apenas nadie. Y a se sabe, ya se h a dicho muchas veces, que lo i n d i vidual está más cerca de lo universal que lo multitudinario. Cuando no puede haber demagogia de los votos políticos, suele haberla de los gus- tos literarios, y así es frecuente oír: Eso rio interesa más que a una minoría. Pero nos quedamos sin saber de qué minoría se trata, ya que nada hay más ambiguo que una presunta minoría; inmediatamente se descompone en parte, en individuos, en minorías dentro de ella. Saber a mié atenerse acerca de las minorías resulta más difícil que saberlo acerca de las mayorías. Todavía se oye más a menudo: Eso no. refleja los problemas de hoy, del hombre actual, del hombre de nuestro tiempo. ¡Problemas del hombre actual! ¡Cualquiera sabe en qué consisten! ¿A qué se refieren con esas preguntas? ¿A los problemas de la actualidad eterna, como diría U n a m u no? Como dije, estoy por pensar que se trata de una suerte dé demagogia estética, que toma de comodín lo de nuestro tiempo, lo del hombre actual. Fijaos en el hombre de su tiempo. (Pero es que algún hombre, sea quien fuere, puede no ser de su tiempo! L o único que hace es acotar una mínima parte de la realidad. Creyendo estar metido de hoz y coz, en esa realidad, o en esa moda, suele escapar por otro lado el más verdadero, el más real, además el que le justifica y le. salva- E l motor de su acción reside, quizá, en la pasión amorosa o en el ansia de poder, o en el afán de permanecer... Y algunas veces, en una pasión más- a l t a r y cuya- eonfesión por eso se presenta más pudorosa o soterrada: la necesidad de Dios. Me fui acaso del tema. Queriendo ser 1 M E ¡MUY los del viejo? ¿Y los del triste, los mismos que los del alegre? Qué difícil resulta a claro, conciso, me he desparramado. Queveces hablar cosas comunes a los h o m ría aludir a la pretensión de algunos de bres, habiendo, sin embargo, tantas. Pero escribir para todos y a la inmediata creenéstas no son más que las eternas, -y a cia de. otros de escribir para algunos, para fuerza de ser grandes, se olvidan cuáles aquéllos que pueden dar una respuesta son. Común conmigo me tengo a mí, y en próxima; quería referirme también a l enrigor, como dejé apuntado, no escribimos gaño frecuente de unos y de otros, pues sino para nosotros mismos, o- sea para el nunca se sabe con certeza para quiénes se prójimo, pero no para todos. escribe. Porque, entre otras cosas, no s a- Es frecuente oír a alguien, en l a calle, bemos bien qué es lo que debemos decir, a al paso, en un. encuentro casual, después los demás y qué puede interesarles. Desde de haber publicado algún trabajillo: M u y luego, debe interesarles lo que nos interesa bien eso; ya he visto eso Y es a lo más a nosotros. A l otro le interesa ío que a a que debe aspirarse. Los que se. quejan, mí; y en vano intentaré suplantar m i i n me parecen u n paco tontos. Hace tiempo terés por el suyo. S i lo logro, es que aquél que se me antoja inane, casi torpe, esa resulta también m i interés, que m i interés frase de L a r r a tan repetida: Escribir en radica en averiguar el de los demás, en España es llorar. Según quiénes, precisavez de tener confianza- en que m i interés ría. Y si para alguno resulta verdadero, personalísimo viene a coincidir con el de que lo sea. Ahí, precisamente, está su mélos demás- Pese a nosotros, queramos o no, rito y su valor; que lloren, que para eso rio interesaremos más que a aquellos a escriben. ¿Qué van a escribir, qué ños van quienes necesariamente nos dirigimos. ¿Y a decir si no lloran? Se oyen quejas a los por qué entonces escribir, se nos preguntará? Precisamente porque esos tales nos escritores; el escritor parece quejumbroso de por sí. Pero casi siempre son u n tanto darán siempre u n a respuesta consoladora. incongruentes. ¿Por qué va a aspirar él También porque de lo escrito obtenemos poeta, por ejemplo, a las compensaciones una contestación más directa para nosinmediatas, esas que se l l a m a n materiales, otros mismos, que rio tiene comparación como si pudiesen dividirse y separarse por con la de los demás; l a respuesta de los otros siempre llega como u n eco desvaído, completa y claramente? E n ciertos casos, incompleto. P o r el contrario, la letra i m posee también dichas compensaciones, presa nos habla a nosotros con u n acento pero en otros sería contradictorio con s u impersonal y a l propio tiempo íntimo, con profunda naturaleza; fundamental c o n el tono de eso que se l l a m a objetivo. (Que tradicción consigo mismo quejarse de aquea veces, ya se sabe, es lo más subjetivo, lo llo que precisamerite le sustenta y le jusmás personal, lo que- más interesa i n d i v i tifica. E l poeta se identifica exactamente dualmente. Aquí viene bien, acaso, él juecon su queja, o sea con su dolor; es su d o go de lo subjetivo y de lo objetivo que t a n lor. Y Como en ocasiones resulta fingido, to se h a aireado, y volvamos a comprobar, el poeta se nos aparece insincero, que es una vez más, que las palabras se complatanto como decir m a l poeta. Además de cen en armar una desconcertante zarabanescribir u n a obra profunda o exquisita, a l da. Y volviendo a los intereses de todos, a gunos pretenden que el poeta, a l que he los temas que interesan a l a mayoría, preelegido ahora como prototipo ¡espiritual, guntaré asimismo: ¿Cuáles son, por ejemdebe obtener tales y cuáles reconocimienplo, los intereses del carnicero? ¿Son los tos y beneficios. M u y bien; sin embargo, mismos que los del carpintero? ¿Y los del siempre tendrá los que concuerden con su aficionado a l fútbol son los mismos que carácter hondo y decisivo; ésos no pueden los de los aficionados a los toros? ¿Y éstos, faltarle. iguales a los del no aficionado, del i n h i b i Muchas veces me pregunto, volviendo a do, del abúlico y apático, del solitario, del mis anteriores interrogaciones, ante c u a l misántropo? ¿Y los del joven, igual á quier libro, ante una obra literaria determinada, del género y de la extensión que sea, ¿por qué aquello no nos interesa, por qué no puede retenernos la atención, psse a contar, incluso, con el asenso general, el cual, por otra parte, nunca llega a serlo del todo? ¿Qué tendremos que decir i n t e resante a cada cual? ¿Qué preocupaciones U n c i e s e en iodo nos unen? ¿Q u é caracteres, misiones, el mundo por mecreencias, tendencias pueden, en cambio, separarnos? ¿Qué nos dicen algunos para dio de la Edición que busquemos sus artículos o sus obras, y Semanal Aérea de qué dejan dé decirnos otros para que nos desentendamos por completo de ellos? Y otras preguntas, con intentó de vaga, respuesta, que dejaré para otra ocasión. BIEN E S O! ale Eusebio GARCÍA- LUENGO

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