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ABC SEVILLA 08-10-1975 página 15
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ABC SEVILLA 08-10-1975 página 15

  • EdiciónABC, SEVILLA
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EL HORNO DE LAS BRUJAS J L l J i K i l N IKJ de LOS planoselantiguos de Sevilla- -el llaOlavide, de González de León- Cámara central y galerías radiales de las termas romanas de la calle Abades JL Ü aü YXJLIJ 1 man calle del Horno de las Brujas a la que hoy lleva el nombre de Don Remondo. Aquella curiosa denominación, calda hoy en olvido, se debía a un edificio soterrado que corría y corre peligro de desaparición. Rodrigo Caro le dedica un extenso capitulo en sus Adiciones al principado y antigüedades de la ciudad de Sevilla, y aun a principios del siglo, doña Elena Whishaw, en la guia de su peregrino Museum oí Andalusian Pottery and Lace discurre fantasiosamente sobre s i mismo. 21 pasado mes de mayo, al ¡hacer un recorrido por esas viejas calles de Sevilla, nos percatamos del derribo de la casa numero 28 de la calle Abades, así como de la inminente demolición dé l a contigua, esquina a la del cardenal Sanz y Porés. La zona es clave de la arqueología hispalense por su proximidad al templo de la calle de Mármoles y por su posible correspondencia con otros edificios romanos, que han dejado en ella sus vestigios hasta alcanzar el propio Palacio Arzobispal. E l propietario del terreno, don Gabriel Rojas, accedió amablemente a nuestra petición de permiso para practicar una excavación de urgencia, que hemos rea ¡izado con fondos que seguidamente nos proporcionó la Dirección General del Patrimonio (Artístico y Cultural. Resueltos estos trámites iniciamos la búsqueda de un acceso en profundidad dentro de aquello que a la vista parecía un solar liso y llano como cualquier otro. Las indicaciones de algunos vecinos de edad, y sobre todo el fino instinto de orientación de don Rafael Manzano, nos permitieron encontrar al cabo de dos días de búsqueda una escalera cegada y en ella un boquete, por el que dos obreros jóvenes y lanzados se metieron de cabeza sin encomendarse a Dios n i al diablo. -Pronto, una linterna, pedían desde abajo. Apenas encendieron la l á m p a r a les oímos exclamar: -Esto es enorme. ¡Qué maravilla! Después de unos cuantos años reaparecía el acceso al Laberinto de Sevilla, y los obreros revivían el pasmo de Rodrigo Caro: Mas el edificio subterráneo que se ve en cal de Abades, collación de la santa iglesia mayor... es tan extraño y tan nunca visto en otra parte de España, que me pareció no cumplía con el intento de mi obra, s i no lo representase al lector que no lo hubiere visto, asegurando a cualquiera que lo viere qué se admirar á m á s porque quizás quedaré yo corto en la descripción Con esto se iniciaban a siete metros de profundidad s e i s semanas de trabajos que permiten constatar l a historia de Sevilla desde la época romana a la actual en una densa sucesión de estratos. E l llamado laberinto no es otra cosa que la infraestructura de unas termas romanas Arranque de una de las galerías mostrando su bóveda de hormigón revestido de ladrillo que se mantuvieron en uso hasta la alta Edad Media, convertidas al fin, probablemente, en la alcazaba de Sevilla desmantelada por Abderramán II. E n el estrato m á s hondo hemos redescubierto la serie de cámaras y galerías abovedadas descritas por Rodrigo Caro, e incluso el horno que m á s tarde el folklore atribuía a las brujas: Al fin de este medio cañón- -dice Caro- -hay un peñasco que baja de arriba, y para pasar por debajo de él se bajan dos gradas, y en pasándolo, poniéndose en pie a la vuelta del peñasco, se descubre arriba gran cantidad de arcos fortísimos y muy Juntos, y algunos como nichos de ladrillos fuertes, y siendo todos estos arcos muchos, rematan en medio todos, y la obra pasa adelante, sin poderse ver ni penetrar la forma que tiene o no atreverse a darle fin... E l gran cantor de las ruinas de Itálica, perdido en a q u e l tenebroso laberinto, transido del miedo que su visión le producía, no acierta a interpretarlo: ¿u n a cárcel? ¿Las horribles escuelas de arte mágica que en tiempos de los árabes fueron famosas en Sevilla? A l fin se decide por el laberinto, como los de Menfis, de Creta y el que el rey Pórsena hizo en Italia: Pudo ser y es muy verosímil que algún Rey Tartesio o Turdetano, oyendo decir a los Egipcios, Griegos o Italianos de los labyrintos que en sus provincias habían fabricado sus príncipes, les quisiese imitar haciendo otro tal en esta ciudad, porque l a ambición de los grandes señores siente mucho que oíros se le aventajen Como decíamos al principio, este monumento corría y corre peligro. Parte de él se encuentra bajo la casa número 26, y otra parte ha sido ya destruida o taponada por un moderno hotel contiguo, sin que nadie levantase la liebre. Sevilla apenas cuenta con monumentos de su pasado romano, de la época en que se llamaba Colonia lulía Rómula Híspalis, y sería imperdonable que se dejase arrebatar lo que bien atendido podría ser un lugar frecuentado por curiosos visitantes, dada su situación céntrica y próxima a la Catedral. Ello no obsta para que encima se levante un edificio moderno, siempre y cuando respete el acceso y la conservación de lo que el subsuelo encierra y que forma parte del patrimonio monumental de la ciudad. Antonio BLANCO F R E I J E I R O y Ramón CORZO SÁNCHEZ

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