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ABC SEVILLA 27-09-1992 página 110
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ABC SEVILLA 27-09-1992 página 110

  • EdiciónABC, SEVILLA
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110 A BC ABC DOMINGO 27- 9- 92 España no necesita retoques, sino cambios profundos en la política económica Hay que devolver a la sociedad la iniciativa y el dinero Llego en mal momento: la caída va ya camino de los ocho puntos y aún estamos a media mañana. Así reacciona la Bolsa- e s o que algún marxista sin reciclar sigue considerando un templo de la especulación a las medidas económicas introducidas la víspera por el Ejecutivo y al panglosiano mensaje transmitido por Felipe González desde su televisión. Y si elocuente es la respuesta del mercado, en un parquet que destila una mezcla de pesimismo y desconfianza, no menos contundente es su síndico que así le gusta ser llamado- Manuel Pizarro, en su descarnado diagnóstico de la situación, su prudente pronóstico y su única e inequívoca propuesta de tratamiento. Cargo obliga, Pizarro me anuncia su intención de no entrar en valoraciones políticas ni críticas directas a! Gobierno: La Presidencia de la Sociedad Rectora de la Bolsa de Madrid implica imparcialidad y regirse exclusivamente por criterios técnicos; dos condiciones que sin duda cumple mi interlocutor, abogado del Estado y agente de Cambio y Bolsa, sin carnet de partido alguno. -Ha dicho el presidente del Gobierno que estamos mejor que los británicos o los italianos y que nuestra economía no va tan mal... -Él sabrá por qué lo dice... Yo lo que digo es que en la bolsa española, de los 4 billones que se negocian cada año, más de un billón es dinero que viene de fuera y que cree en la economía española. A mí me gustaría que el año próximo, en lugar de uno, hubiera dos o tres billones; pero lo que ocurre hoy es que está saliendo más de lo que esta entrando, porque no hay confianza en la economía española. estaremos haciendo es conseguir que nuestro mercado de capitales emigre a Londres o Frankfurt. Eso significa apoyar al sector, conseguir que haya sociedades de valores fuertes y eficientes... El presidente de la Sociedad Rectora de la Bolsa de Madrid, Manuel Pizarro, asegura que hay que reducir el papel de la Administración en la economía española- ¿Sería usted capaz ahora, sobre la marcha y con el corazón en la mano, de dar tres buenas razones a los españoles para que ahorren? -Sólo una: que crean en el futuro de España. Y para eso lo aque hace falta es poner un horizonte por delante, decir hacía donde vamos y, sobre todo, tomar decisiones que sean creíbles. ¿Se dan aquí y ahora esas condiciones? -A los hechos me remito y creo que no vamos demasiado bien: Hay que fomentar el ahorro público, hace falta transparencia en la asignación de bienes públicos y. sobre todo, hay que reducir y redimensionar el papel del Estado y de las Administraciones públicas en la economía española. Hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y eso no se puede hacer jamás. ¿Quién? -Todo el mundo. Una de las cosas graves de la crisis de los años ochenta, que estamos pagando ahora, es que se trata de una crisis financiera debida a que hemos estado todos- países Estado, economías domésticas, empresas- viviendo por encima de nuestras posibilidades y, al final, hay que buscar un equilibrio entre los recursos propios y los ajenos. Los países que van bien- c o m o Chile, por ejemplo- han logrado esos ajustes ahorrando, desregulando todo el régimen de la Seguridad Social, fijando sistemas de pensiones donde la gente está ahorrando toda su vida pero sabe que al final tiene una pensión digna. Y eso lo hace mucho mejor la iniciativa privada que la pública. ¿Cómo repercute en las economías domésticas el que cada español deba 700.000 pesetas por cuenta del Estado? -De forma muy negativa, porque el hecho de que tengamos una deuda de esa magnitud y que de los presupuestos de este año tengamos que destinar casi tres billones de pesetas solamente a pagar intereses, nos coloca en una situación que en una economía doméstica sería difícil de soportar. Las personas con cara y ojos estamos haciendo importantísimas transferencias de fondos a las arcas del Estado, y si ese Estado nos devolviese a c a m b i o b u e n a s a u t o p i s t a s b u e n o s servicios, una energía más barata con la que compensar las detracciones que nos hace, sería bueno... pero si encima no nos los devuelve, las cuentas empiezan a no salir. Hay hoy día en España una asignación de recursos que no es adecuada y la prueba está en que todos los países que han reducido la dimensión del Estado y han permitido que sea la iniciativa privada quien gaste el dinero, van mucho mejor. ¿Vamos a estar en la Europa de quinta, cuarta o tercera velocidad? -A mí me gustaría que estuviéramos en la de primera, pero eso sólo se consigue con sacrificio, trabajo y seriedad. Especuladores -Es decir, especuladores -La Bolsa siempre es especulación y todos los mercados son especulación. Lo que pasa es que el sistema financiero canaliza el ahorro hacia la inversión; es el que permite que todo el ahorro que se va generando, y que al final es la gran fuerza de las economías, vaya dirigido a fomentar inversión y crear riqueza y puestos de trabajo. Todo el mundo demanda capitales, pero ¡os capitales sólo se generan ahorrando; es decir, absteniéndose de consumir hoy y pensando en el futuro. Para eso hace falta ilusionar a las per- Competencia de carne y hueso ¿Por qué se está derrumbando la peseta en los mercados internacionales y qué consecuencias tiene este fenómeno para nuestros bolsillos? -Hay algo básico: yo creo que en todo este tiempo hemos dado tiempo hemos dado mucha más importancia a lo financiero que a la economía real, pero en la Bolsa lo que cotizan son sociedades reales, de carne y hueso, y la competitividad que se nos pone en el horizonte no es una competitividad de país a país o de IPC a IPC, sino de productos. Se trata de ver quién vende los mejores coches, ordenadores o servicios; y si no somos capaces de lograr que nuestras empresas sean rentables y competitivas en Europa, no haremos más que intentar combatir la fiebre, sin atajar la enfermedad, mucho más grave, que padece nuestra economía. ¿Habrá, a su juicio, nuevas devaluaciones? -Mi impresión es que más que devaluación lo que tiene que haber es una cotización de la peseta tal y como dicte el mercado. Los que creemos de verdad en la economía de mercado- q u e por cierto, está reconocida en la Constitución- pensamos que es el mercado quien debe fijar el precio de todos los productos, incluidas las monedas. ¿Es el sí corto que acaba de decir Francia a Maastricht suficiente para despejar las incógnitas que pesan sobre el futuro financiero y económico de Europa? -El mercado ha dicho que no. ¿Cómo va a resistir nuestro mercado de valores a la unión económica y monetaria? -Yo creo que ya estamos integrados en lo que es t; l sistema financiero europeo, donde los mercados de valores están interrelacionedos, pero lo q u e hace falta es crear un íejiGo industria! que compita, porque si no, lo que El precio de los productos y las monedas debe fijarlo el mercado El sí de Francia al Tratado de Maastricht no ha convencido al Mercado sonas y permitir que ese ahorro vaya dirigido a la inversión en empresas rentables, ya sea a través del sistema bancario o a través del mercado de capitales, que es hacia lo que van todos los países más desarrollados. Ahorrar, ahorrar y ahorrar ¿Qué hay que hacer para conseguirlo? -Permitir que la iniciativa privada tenga mucho más peso. Hasta ahora, el gran peso lo está teniendo el presupuesto, con veinte y seis billones de endeudamiento, lo cual es muchísimo. Lo que hay que hacer es devolver a la sociedad la iniciativa y el dinero, porque como se ha visto tras la caída de la U R S S el dinero lo gasta mucho mejor la iniciativa privada que el Estado. Por supuesto que hay especuladores, pero las bolsas sólo existen en sistemas democráticos de economía de mercado, que son los que, con todos sus defectos, canalizan mejor el ahorro y la inversión con toda transparencia: en el mercado bursátil, esos especuladores están localizados, se sabe lo que hacen y si en algún momento contravienen las normas, se les sanciona. Hay otra vía donde no hay especuladores, que es la de la antigua Unión Soviética o la Alemania Oriental. Si detrás de cada español ponemos a un hombre del K G B o la Stasi, nadie podrá delinquir ni especular, sino sólo trabajar para producir una serie de bienes que no serán competitivos en ningún mercado.

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