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ABC SEVILLA 31-12-2010 página 100
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100 TRIBUNA VIERNES, 31 DE DICIEMBRE DE 2010 abcdesevilla. es tribuna ABC TRIBUNA FELIPE MORENES Y DE GILES Marqués de Villarreal y Burriel E EL GUARDA DE DOÑANA Caballero cubierto delante de su Majestad. Por tanto nuestro protagonista, documentadamente, era la tercera generación de Guardas Mayores Doñana, que comienza siendo el Coto de Doña Ana propiedad de los Duques de Medina Sidonia y Condes de Niebla continuando después con los Garvey y sus descendientes, los Duques de Tarifa, los Marqueses del Borghetto y finalmente hasta la expropiación de Doñana con los herederos de Borghetto. Juan (Juanito) había nacido en Sanlúcar de Barrameda el 18 de Octubre de 1923. Estaba casado con Pepa Ruiz Cano perteneciente a otra antigua familia en Doñana que era conocida por los Pitilleros y que habitaba en las chozas de la Plancha, cerca del rió Guadalquivir y que aun existen. Tuvieron cuatro hijos: Margarita, Carmelo, Maria de la Caridad y Juan Luis. Los dos hijos varones continuando con la tradición familiar son actualmente guardas en Doñana y conservan su casa en Doñana donde antaño habitaban sus padres y donde vivieron su niñez, juventud y madurez. Como sus antepasados se conocen Doñana palmo a palmo. Cada rincón de Doñana tiene para ellos un nombre distinto que obedece a algún hecho que en el ocurrió. Conocen STÁ siendo un invierno de mucha lluvia como lo fue el pasado en el que el agua del río llegó hasta misma pared de la Casa de la Marismilla en Doñana. Pero Doñana no está verde a pesar de que la lluvia es beneficio para la naturaleza. Hay nubes grises y negras sobre las copas de los pinos. Los pájaros han enmudecido en las espesuras del monte y en la marisma. Una yegua torda con un recio jinete cabalgando sobre ella, vestido de gruesa pana marrón, con las vueltas de la guerrera de color grana, sus botones relucientes, botos camperos y con una ancha banderola de cuero que porta en centro una chapa coronada con corona de marques y dos letras entrelazadas, la V y B, cabalga enhiesto por sus veredas de suave y blanca arena. El día 27 de Diciembre entregó su alma al altísimo un hombre bueno, cabal, justo, recio y enamorado de su profesión: Guarda del Coto de Doña, por tercera generación. Para nosotros, los descendientes de los Marqueses del Borghetto y de Villarreal de Burriel, fue siempre Juanito. Tenía 87 años pero nunca envejeció. En el libro que mi primo hermano Carlos Morenés Mariategui, actual Marqués del Borghetto, escribió sobre la historia del Coto de Doña Ana, el capitulo que quizás me guste el dedicado a los Guardas de Doñana. Alguien que no hubiera conocido lo que era aquel lugar en los tiempos de mi familia, los Garvey, no se puede imaginar lo importantes y respetados que fueron. Eran realmente quienes conocían el Coto y quienes lo administraron sabiamente por las muchas generaciones que habían permanecido allí lo que les proporcionaba unos conocimientos insuperables. Juan (Juanito) pertenecía a la estirpe de los Espinar cuya presencia a Doñana se pierde en la noche de los tiempos. Era hijo de Juan Espinar Ibáñez que comenzó a trabajar en Doñana al servicio de los que entonces eran dueños del Coto de Doñana, los Duques de Tarifa y de Denia, Carlos Pérez de Barrada y Maria Medina Garvey en 1926, tras la muerte de su padre José Espinar Ramírez. Gozaba este personaje de uno de los más altos honores que concede el Rey; era por esa herencia familiar todos los nombres de los arbustos y plantas que pueblan este mágico lugar así como las propiedades curativas de algunas de ellas. Juan por su condición de Guarda Mayor y por su propia personalidad tenía una autoridad indiscutida tanto por los empleados y otros Guardas de Doñana como por los propietarios. Sus opiniones eran sentencias. Era parco en el habla como buen hombre que ha vivido en contacto con la naturaleza donde se aprende a hablar poco y con fundamento. Su naturaleza era de una fortaleza inusitada; solo en dos veces de su vida había visitado a un médico. Su único vicio por llamarlo así era el tabaco que apenas le perjudicaba por su mencionada fortaleza. Recuerdo haber pisteado un ciervo herido a su vera encendiendo un celta corto detrás de otro sin parar de correr. Con la partida Juan Espinar se cierra un capitulo de la historia viva de Doñana. De una época dorada de este mítico lugar donde se conjugaban a la perfección el disfrute y la conservación. De aquella escuela de antiguos guardas solo pervive Manuel Espinar Anillo, Guarda que fue del Parido de la Venta, que habitaba en una casa con un huerto muy grande y que aun existe. Este guarda, lo mismo que su padre Espinar Toro fueron los jinetes más capaces y excelentes que hubo en Doñana. Delgado, derecho, pulcro; su figura a caballo era irrepetible. Hombres que sabían todos los secretos en Doñana. Capaces de sobrevivir en un lugar escaso de recursos aparte de la caza. Que conocían una a una todas las reses y sus encames. Donde nidificaban lasa águilas; las zorreras y como cazarlos. Las aves de las marismas y sus costumbres. Que adiestraban caballos y perros para la caza. Que alanceaban jabatos y disparaban con puntería. Con una escala de valores donde la riqueza ocupaba un lugar bajísimo. María Román, esposa de este invocado guarda del partido de la Venta era un mujer de fina sensibilidad que gustaba de escribir versos en las largas horas de soledad mientras su esposo ejercía la guardería en la cual, entonces no había separación entre la noche y el día. Esta buena mujer dejo escrita esta profética estrofa: Es imposible pensar que mientras exista el Coto falte en el un Espinar Descansa en paz Juan Espinar. Mis recuerdos como es seguro que los de todos los herederos de Garvey, Borghetto luego, están íntimamente entrelazados contigo y con tu familia. Nuestra familia y la tuya son hermanas. Te despido con la tristeza y con el abrazo que mi abuelo Felipe, mi padre y sus hermanos te hubieran querido dar. Ya no sufrirás mas en esta banda del rió soñando con tus días felices en el Coto. Tu alma se expande con las de tus antepasados por cada rincón de Doñana velando por su conservación perpetua. En nombre y representación de todos mis primos hermanos que seguro que se adhieren y aumentan este panegírico breve de tu vida me despido de ti con respeto y admiración enviando a sus hijos nuestras más sentidas condolencias desde lo profundo del corazón. Contigo se han ido grandes recuerdos que jamás caerán en el olvido. Fotografía de archivo de Guardas de Doñana ataviados con su traje de faena ABC

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