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ABC SEVILLA 22-06-2015 página 14
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14 OPINIÓN LA ALBERCA PUEBLA LUNES, 22 DE JUNIO DE 2015 abcdesevilla. es opinion ABC ALBERTO GARCÍA REYES TRES PUÑALES EN UTRERA Curro y Salvador han subido a la azotea para ver mejor cómo suenan las campanas por soleá RES puñales para que me des la muerte. En un papelón de pescao del Navero, mojando la pluma en el tinto peleón de Gómez Mier, voy a escribir tres puñaladas de muerte porque se me está desbordando el arroyo Calzas Anchas por la mejilla. En Santa María las campanas de Utrera llevan hoy un vuelo de quinta angustia doblando por Curro. Han cogido los campaneros las sogas que bailan el bronce para amarrarse a la columna del cante como un Cristo aceitunero. La voz satinada del niño que cantaba para aplacar el hambre está ya enterrada bajo las mismas malvas que el tormento de la Fernanda, el reloj que la Bernarda tenía en sus palmas, el socaire de Bambino, la guitarra sobre la pierna de Enrique Montoya apoyada en la silla, el puesto errante del Turronero... Miro el papelón de la taberna, con el suelo lleno de cáscaras de arvellanas y quiero caligrafiar en él los versos de la soleá: ¿A quién le viá contá yo las penas que estoy pasando? Se las viá contá a la tierra cuando me estén enterrando Curro de Utrera, el hijo del calero de Gómez Cardeña que le blanqueó el pelo a su niño con una brocha gorda mojada en la lentitud de Belmonte, le está contando ahora a la tierra que lo vio nacer el millón de fatigas que se ha callado en la vida. A los pies de la iglesia mayor estaba su peña hasta hace unos meses y ahora ya no están ninguno de los dos. Ni puede contarlo Salvador de Quinta en su Vía Marciala, que es la vía más importante que hay en Utrera después de la del tren. Por eso son tres puñales metidos por bulerías pa escuchá los que atraviesan ahora los cristales de las gafas de Gaspar. Tres puñales que van camino del Colegio Salesiano, por la Vereda abajo, para que el cantaor que le hacía un nudo a la manga de su chaqueta para llenarla de perras gordas a cambio de fandangos nos haga ahora el nudo en la garganta. Voy a escribir también en el papelón un par de desconchones de la calle Nueva. Porque andan heridos los gitanos por este naufragio que echa el ancla siempre en la Esperanza. Curro ha tenido una buena muerte. Pero conoció la mala vida. La de verdad. Y con esa capacidad de sufrimiento fue remando en el barquito de Consolación hasta sentarse en la silla que había a la vera de Marchena, Pastora, Lola Flores, Valderrama o Tomás Pavón. Y a todos les dijo la letra que fraguaban los calés de su campiña sobre las tablas de las carnicerías: Cada vez que considero que me tengo que morí, echo una manta en el suelo y me jarto de dormí Era su cante una paradoja sublime. Porque nadie con tanta escasez adornó nunca con más melismas el redoble de sus campanas. Curro cantaba con las volutas de los muebles antiguos que arregla Manolo Morilla en su carpintería, donde Salvador de Quinta Garrobo ha comprado una mesilla antes de coger el barquito que lleva al puerto de arriba para que esta noche haga en ella compás la Fernanda y vuelva Curro a la fiesta eterna. Allí mandaré por correo de querubines la soleá de mi papelón: Cántame los tres puñales que me clavaste en el alma, Utrera de los cabales. T EL ÁNGULO OSCURO JUAN MANUEL DE PRADA LA TRAGEDIA GRIEGA A los griegos, el despojo se lo hacen de manera salvaje E S, en verdad, trágico que los griegos, que convencieron al mundo de la inmortalidad del alma, tengan ahora que humillarse, tratando de convencer a unas viragos tan anafrodisíacas como Merkel o Lagarde de que no los declaren en quiebra. ¡Y luego dirán que el mundo moderno no ha traído la decadencia a nuestra civilización! Paseando entre viñedos y mármoles, los griegos se pusieron hace casi tres mil años a hablar de todo lo divino y lo humano; y, sin darse importancia, descubrieron la filosofía. Pero aquellas charlas que sirvieron a los griegos, allá en el alba de la civilización, para descubrir que había un Logos que regía el mundo no les sirven ahora, en esta noche oscura, para convencer a las viragos Merkel y Lagarde, unas capataces de la secta plutocrática armadas de látigo que sólo entienden de números. Los ñoños repiten que Europa es hija de la filosofía griega, el derecho romano y la religión cristiana; cuando lo cierto es que es hija de su abolición. Pero no deja de tener su miga que esas tres patas del banco floreciesen entre pueblos meridionales, amantes del vino y de las charlas chispeantes que alargan la sobremesa, lo mismo en el banquete de Platón que en las bodas de Caná. Contra estas delicias de la sobremesa protestaron los pueblos septentrionales, imponiendo la acción sobre la conversación y exaltando la solicitud terrena, aquella sacra auri fames ¡maldita hambre de dinero! que había execrado Virgilio, mientras se dejaba arrullar por el zumbido de las abejas. El triun- fo de aquella protesta consiguió que, incluso entre los pueblos meridionales, la gente dejase de retozar a la orilla del río y se desazone urdiendo modos de allegar dinero. Esta solicitud terrena destruiría a los dispendiosos pueblos meridionales, sometiéndolos a los septentrionales, que actúan al modo de un hormiguero y fomentan que los ricos inmorales se hagan inexpugnables, hasta convertirse en secta plutocrática. El método de enriquecimiento y dominación de esta secta lo explica a la perfección Quevedo en su sátira La isla de los monopantos Consiste en animar a los Estados a que gasten sin tasa, prestándoles dinero para luego reclamárselo; sólo que el dinero que los Estados gastan es un dinero que nunca existió, creado taumatúrgicamente por la secta plutocrática, mientras que el dinero que los Estados tienen luego que devolver es dinero amasado con el sudor, las lágrimas y la sangre de los pueblos expoliados. A los griegos, el despojo se lo hacen de manera salvaje, porque sus gobernantes osaron sacar pecho, siquiera de pico, contra la secta plutocrática; y, para ponerlos de rodillas, la secta permite la fuga de capitales y otras perrerías financieras que están convirtiendo Grecia en un páramo ruinoso, saqueado como en tiempos de lord Elgin y acechado por los leones de la avaricia, prestos siempre a lanzar su dentellada. A los españoles, el despojo nos lo hacen ¡de momento! de manera fina, porque nuestros gobernantes no han osado rechistar a la secta plutocrática y se han mostrado muy serviciales caniches de sus directrices, bajando sueldos, aumentando impuestos, rapiñando ahorros, racaneando servicios, etcétera. Y todo ello para satisfacer la sacra auri fames de la secta plutocrática, que exige los pagos puntuales de los intereses de la deuda, mientras comprueba regocijada cómo la deuda sigue creciendo sin parar. Así se garantiza que los españoles sigamos esclavizados hasta que San Juan baje el dedo. Que lo bajará. Y entonces veremos arder en el lago de fuego y azufre a la secta plutocrática, junto a sus capataces, las viragos Merkel y Lagarde. Pero hasta que llegue ese día nos van a comer las asaduras.

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